Entrevista

Rosana Izquierdo: "Vamos a hacer un cribado de violencia de género a todas la mujeres gallegas"

Rosana Izquierdo, técnica en violencia de género.
photo_camera Rosana Izquierdo, técnica en violencia de género.
Rosana Izquierdo es médica y técnica de violencia de género en el CHUO

La médica Susana Izquierdo forma parte de la Asociación Gallega de Medicina Familiar y Comunitaria y es técnica de violencia de género del Sergas. Así, combinando las tres responsabilidades, trata a mujeres que sufren violencia de género y forma a otros facultativos para que puedan detectar a las víctimas, un factor fundamental para reducir pacientes de la “pandemia silenciosa”, un problema social del que no existen casos leves. 

¿Cuál es la función de los técnicos de violencia de género del Sergas?

Formamos a otros profesionales de la salud, publicamos estudios y hemos elaborado un protocolo para detectar nuevos casos. Son herramientas para prevenir, hoy por hoy  la detección precoz de la violencia de género debe ser una prioridad para los sanitarios. 

¿Qué papel juega un médico a la hora de frenar el problema?

Los profesionales de Atención Primaria, por su cercanía a la población, su atención longitudinal en el tiempo y la capacidad que tienen para actuar de forma coordinada con otros facultativos, nos encontramos en un lugar privilegiado para la detección, y es imprescindible que demos una respuesta adecuada a las mujeres que acuden a consulta. Una de cada tres mujeres han sufrido violencia física o sexual, es imprescindible que  nosotros actuemos ante uno de estos casos.

¿Con qué frecuencia detectan un caso?

El 30% de las mujeres que acuden a consulta han sido sometidas en algún momento a violencia. 

Teniendo en cuenta que cualquier mujer puede llegar a ser víctima de violencia, ¿Qué grupos son más vulnerables?

Las mujeres migrantes, situaciones relacionadas con la dependencia económica, con la diversidad funcional, mujeres prostituidas, en riesgo de exclusión social o las mujeres rurales. Además, y sobre todo en este último caso, la edad también influye en cuanto el acceso a la ayuda. Es imprescindible abrir la mirada hacia las mujeres mayores que pueden tener menos accesibilidad. 

¿Hay nuevas formas de violencia que no se contemplaban antes?

Sí, sobre todo en lo que se refiere a la gente joven. Existen las violencias digitales, el control a través del ordenador y de redes sociales. Es importante aprovechar el 25-N para abrir la mirada sobre las víctimas, a saber detectarlas mejor. 

¿Cómo influyó la pandemia?

Hizo mucho daño. Todas las miradas estaban puestas en el coronavirus y la violencia quedó invisibilizada. Se multiplicó el control hacia las mujeres confinadas por lo que hubo menos denuncias, pero una vez en la desescalada aumentaron las órdenes de protección y los feminicidios. 

¿Es común encontrar víctimas que no se ven como víctimas?

Solo un 25% de las mujeres no denuncian, pero todas vienen al centro de salud. Las mujeres que vienen, muchas veces no se reconocen como maltratadas  porque  está normalizada la situación y porque reconocerse como mujer maltratada es muy doloroso. Parte de nuestra labor es acompañarlas en el proceso para que puedan tomar decisiones en libertad. 

¿Se llega a abandonar en algún momento el trauma de haber sufrido violencia de género?

Cuanto antes detectemos, menos consecuencias tendrá en la salud. La violencia de género puede causar daños irreversibles, como es el caso de los feminicidios. Pero siempre hay esperanza. Se puede salir de ello, con todas las consecuencias. Con ayuda y utilizando los recursos existentes, es posible. 

¿Qué protocolo hay en marcha para detectar víctimas?

 En pocas semanas se va a activar el llamado “Procedimiento de cribado y actuación en salud”, por el que todas las mujeres que acudan a consulta (por cualquier motivo) se les pasará un cribado, un test, para detectar si son víctimas.  Además, las respuestas serán inmediatamente evaluadas para conocer el nivel de riesgo y, en último caso, los médicos pasarían a actuar.

¿Tiene cura social?

 El único antídoto contra la violencia de género es la igualdad. Educar en igualdad. Poco se hace ahora.

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