CALLE HISTÓRICA

Rúa da Paz: “Todos 
aquí nos conocíamos"

photo_camera Los antiguos propietarios de comercios de la Rúa da Paz en su encuentro.

La Rúa da Paz celebró ayer una especial jornada de convivencia, que comenzó reuniendo a residentes y antiguos propietarios de comercios que la habitaron durante décadas. Un día para los recuerdos. 

Era una calle con mucha convivencia, todos nos conocíamos, nos ayudábamos y nos queríamos", aseguraba Ángeles Cofán, quien trabajó durante treinta años en "El Aceitunero" o en "El sordo", como se conocía a su suegro. La misma sensación que está en el recuerdo principal que mantienen las personas que en la Rúa da Paz pasaron décadas de sus vidas, la mayoría de ellas al frente de sus comercios. Y ayer se reunieron para mantener un encuentro en el mítico bar Orellas y recordar la importancia de esta rúa, que acogió todo tipo de negocios. "Hasta había un colegio, "La Profe", recordaban Elena Gónzalez, quien tuvo aquí su mercería durante treinta años, y Marina Soria, dueña de la paraguería durante 42. "Y la profe tenía una vara larga", apostilló Pepe Rodríguez, más conocido por el bar "Pepinillo", quien allí aprendió a leer y escribir.

Han visto y vivido la transformación de la ciudad a través de sus locales en una calle histórica en la que vivieron dos ilustres como Vicente Risco y Ramón Otero Pedrayo, cuya casa natal y vitalicia abrió ayer sus puertas para recibir a los visitantes en esta jornada de convivencia.

El cambio "está bien", coinciden, pero ahora "ya son otro concepto de tiendas", añaden. Y Elena González rememora: "Yo en la mercería trabajaba con mercancía muy barata. Era ropa para los obreros, mandiles para las señoras. Era otra cosa". Y Teresa González, quien durante 40 años mantuvo abierto un quiosco, asiente. Aunque todas coinciden que en su época, "la Rúa da Paz era muy cosmopolita, había de todo".

El bar Rincón

Elisa Soria nació en esa misma calle y no faltó ayer a la cita, a pesar de que afirmaba no recordar "muchas cosas de mi infancia, porque enseguida nos cambiamos a otra calle. Aunque seguí viniendo por aquí". El Bar Rincón fue todo un símbolo de la Rúa da Paz, que ya en el año 1940 atendía a sus clientes. Y allí comenzó a trabajar un joven Manuel Iglesias, fundador del Orellas, con los padres de Pepe Rodríguez, del Bar Pepinillo.

Iglesias recordaba cuando se jugaba a "o Truco" en plena calle, "no había coches por aquel entonces". Y ambos "taberneros" afirman que, a pesar de las décadas transcurridas "no ha sido ésta una de las calles que más ha cambiado". Pero muestran cierta añoranza cuando piensan en los tiempos en los que, "al mediodía no se entraba en los bares de toda la zona. Estaban a tope. Por aquel entonces había muchísimas peñas de vino, cada una de ocho o diez personas, y había que tratarlas bien y con cuidado para que no dejaran de acudir al local". Y el recorrido de vinos por la calle Lepanto y da Paz era conocido como la "senda de los elefantes". "En aquellos años nos reuníamos para ponernos de acuerdo y subir una peseta el vino", comentaba Manuel Iglesias. Y no fue hasta el año 1965 cuando estos locales comenzaron a cerrar sus puertas un día a la semana para descansar. "Al principio costó hacerlo", añaden.

Uno de los negocios más antiguos que aún permanece abierto es la camisería Carvajales. Su propietario se recorría en la década de los 60 Asturias y León, entre otros lugares, a la búsqueda de clientes para hacer las camisas a medida. La rúa da Paz recordó ayer parte de su historia,trayendo al presente nombres, comercios y anécdotas, como el "chinchimoni" (el juego de los chinos). Todo acabó con música y vinos, como debe ser, con un pasacalles protagonizado por las voces de la Coral De Ruada.

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