PROVINCIA

El rural demanda una actualización del sistema de las parcelarias

Con una ejecución muy desigual en la provincia, técnicos y concellos coinciden en la necesidad de ajustar este proceso a la nueva realidad del campo

 

Los procesos de concentración parcelaria comenzaron en Galicia en 1954, en la comarca de A Barcala -A Coruña-. El objetivo de estas reestructuraciones es el de lograr un mejor aprovechamiento de las tierras productivas, algo que en la provincia ourensana se ha hecho de manera desigual tal y como se ha demostrado con el paso del tiempo.  

En la actualidad, hay en Ourense un total de 25 procesos de concentración parcelaria en marcha, de los cuales ocho ya presentan acuerdo administrativo en firme y al que hay que sumarle, desde esta semana, el rubricado para reestructurar 1.263 hectáreas en Castro Caldelas. Estos procesos tienen un coste medio por hectárea de 3.000 euros sufragados en su mayor parte por la Unión Europea; la Xunta, que aporta un 17,5 por ciento del total; y el gobierno central, que da 7,5 por ciento.

Si nos remontamos medio siglo atrás, la comarca de A Limia, zona productora de patata y ganadera por excelencia en la que los colonos de la Lagoa de Antela se repartieron un promedio de 15,20 hectáreas cada uno, registró el grueso de estos trabajos, quedando "prácticamente terminados a día de hoy" y salvo en algunas excepciones como en la zona de Trasmiras, según matizan desde la Asociación de Empresarios, Gandeiros e Agricultores da Limia -Adegal-. Importantes fueron también los realizados en las comarcas de Celanova, Ribadavia o Monterrei

Sin embargo, el paso de los años, la despoblación rural, el minifundismo y los cambios en las preferencias laborales, hicieron que muchas de estas concentraciones parcelarias quedasen abandonadas. Especialmente notorio fue el caso de la zona de Cualedro, en la comarca de Monterrei, que mediante un acuerdo con Medio Rural tratará ahora de reactivar más de 100 hectáreas arrinconadas. 

En Allariz se ejecutaron dos concentraciones parcelarias, de manera simultánea, en San Vitoiro y San Mamede, en 2009. En la actualidad, tan sólo el 30 por ciento de esta superficie está aprovechada. "No ano 73 a realidade agraria dos territorios de toda España era diferente, había moita máis ocupación no campo, estaba case ao 100 por cen, e por esto se fixeron as concentracións", explica Miguel Pérez Dubois, director xeral de Desenvolvemento Rural. "Nas décadas posteriores, a xente foi abandoando a agricultura e, por ende, as parcelarias, en favor doutros proxectos nas cidades", añadió. 

Por otra parte, el director xeral explica que aquellas zonas en las que se observa un mayor aprovechamiento productivo priman por encima de otras para sufrir una reestructuración y apunta a la importancia del Banco de Terras, creado en 2007 con el objetivo de frenar el abandono de las parcelarias y en el que hay incorporadas 10.000 fincas -2.283 de Ourense-. "Son instrumentos paralelos e complementarios", asegura Dubois, quien apunta a la existencia de un minifundio "muy exarcerbado" en la provincia de Ourense, lo que ralentiza estos procesos de concentración. "Galicia ten o 6 por cento da superficie rústica de España, un 28 por cento das propiedades e 11,1 millones de parcelas", señala Dubois. "Ourense ten, pola súa banda, 3,4 millóns de parcelas, as que terían Andalucía e parte de Extremadura xuntas, hai un minifundio muy exacerbado", añade.  


A Limia demanda tierras


La otra cara de la moneda se encuentra en la propia comarca de A Limia, en donde los agricultores demandan una reorganización de lo ya concentrado. Hablan de que el "dimensionamiento es insuficiente" y en algunos puntos, como el concello de Trasmiras, su alcalde, Emilio Pazos, urge a la administración local a poner "más base territorial a disposición de los agricultores", pues hay "mucha incorporación de jóvenes al sector" y núcleos sin concentrar, como es el caso de Escornabois, Rabal, Viladerrei, Trasmiras, Soutelo, Santa Baia, Chamusiños y Casás. 

La alta demanda en la comarca lleva a que, en algunos casos, los arrendamientos anuales se lleguen a pagar a 300 euros por hectárea, dependiendo si la finca en cuestión cuenta con sistema de regadío o no. 

Celanova, a escasos kilómetros de la comarca limiana, fue una de las primeras en desarrollar un plan de concentración parcelaria. En el territorio se han llevado a cabo una treintena de procesos desde finales de la década de los 60 y principios de los 70, ocho de los cuales siguen activos en la actualidad. Sin embargo, este agrupamiento de tierras no ha servido para mucho en la opinión de Ricardo Míguez, jefe del servicio de Extensión Agraria en la localidad, "al menos no para el aprovechamiento tal y como estaba proyectado", dice. 

En el oriente provincial, dos concellos iniciaron los trámites de creación de sendas concentraciones parcelarias. Son los de Petín, en Valdeorras, que pretende reestructurar una superficie de aproximadamente 110 hectáreas para fomentar el cultivo del viñedo y Manzaneda, en Trives, que pretende reestructurar unas 837 de cuatro núcleos: Placín, San Miguel de Bidueira, Requeixo y Trabazos, muy castigados por el minifundismo. En ambos casos, los trámites están en manos de la Consellería do Medio Rural. En Manzaneda, se asignó una partida al estudio de impacto ambiental, recientemente. No se conocen iniciativas similares anteriores.

La concentración parcelaria actual que se está llevando a cabo en la comarca de O Ribeiro, corresponde al pueblo de Sadurnín -Cenlle-. Se trata de una agrupación de 243 hectáreas de viñedos y terrenos que están sin producir.

Pocos son los procesos de concentración parcelaria activos en la comarca de Monterrei a día de hoy, una de las zonas que registró procedimientos similares ya en los años ochenta.  Generalizada es la impresión de tres de los alcaldes en los que en sus municipios se ha reorganizado la superfice agrícola o forestal disponible en parcelas de mayores dimensiones -Gerardo Seoane, Ana Villarino, y José Luis Suárez-, que coinciden en que el sistema de reestrucuración actual debería modificarse con el objetivo de ser más beneficioso.


“Es necesaria un actualización, una segunda reconcentración"


La visión de los alcaldes, técnicos y representantes de asociaciones del sector al respecto de las concentraciones parcelarias, dista mucho según el punto comarcal en el que se encuentren. 

El alcalde de Xinzo, Manuel López Casas, demanda una reconcentración en el municipio. "En Xinzo temos todos os núcleos concentrados a excepción de Gudín. A este fíxoselle o decreto no ano 90 e os veciños en asemblea, previa información diría que manipulada por alguén interesado, renunciaron á concentración parcelaria", dijo el primer edil limiano. "Os agricultores están pedindo a reconcentración parcelaria. O estudo de campo xa estaría feito", añadió. 

Laura Rodríguez, de Adegal, manifiesta que "as concentracións parcelarias son interesantes sempre que haxa demanda e relevo. O que pasa é que hai algunhas que datan de ata 30 anos atrás, e o dimensionamento das parcelas é pequeno, polo que habería que facer unha reorganización ou reconcentración das mesmas", explicó la representante del sector, quien censuró además que "non se pode facer unha concentración parcelaria e logo apagar incendios forestais onde se fixo un gran investimento", engadiu.

Ricardo Míguez Abajo, con 55 años de experiencia en el Servicio de Extensión Agraria en Celanova -de cuya oficina fue director entre 1972 y 2012- manifiesta que a la vista del minifundismo local, “la solución técnica era la agrupación de fincas, pero esta debería haber ido acompañada de la cooperación. Porque de poco le serví a un ganadero tener agrupadas las fincas, si solo podía disponer de la misma extensión para el ganado”. Míguez recuerda las dificultades para lograr el apoyo de la gente y la dureza del proceso. “El particular sí que mejoró, porque pasó de tener 50 fincas a tener cuatro, además de estar bien comunicadas y con los documentos de propiedad”.

El concejal de Medio Ambiente de Allariz, Bernardo Varela, se muestra crítico con el actual sistema de concentración parcelaria: “Non funciona. En Allariz só o 30% está aproveitado. O resto da superficie está abandonada e iso que a lei recolle que esas terras teñen que estar en uso”. Para el nacioanalista la solución pasaría por otro modelo de reorganización del medio rural. “Concentracións virtuais. Onde unha vez estean identificados os propietarios, as terras se mobilicen para aquelas persoas que as queiran traballar” con independencia de su titularidad.

Gerardo Seoane, alcalde de Verín, considera que "aunque la fórmula era idónea en cuanto al propósito de acabar con el minifundismo gallego, la Administración consiguió reorganizar las propiedades con el único criterio de la titularidad, lo que en la práctica derivó en el mantenimiento del mismo número de titulares, con parcelas más grandes". Y analiza: "Las fincas debieron ser organizadas en función de su potencial y superficie para ser explotadas con criterios de productividad actual, dando así lugar a que una gran parcela pudiese tener cinco o diez tiulares pero que sería rentable por sí misma, algo que ahora no ocurre. Sería necesaria una segunda concentración sobre la primera".n

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