ENTREVISTA - VIDA

Sandra González, la niña que escribía en una Olivetti y se convirtió en una narradora de la historia

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photo_camera Sandra González Parente

A Sandra González desde niña le gustó escribir. Sus recuerdos la llevan a esos días en los que tomaba la máquina de escribir de su madre y se dejaba llevar por la música de las teclas de aquella vieja Olivetti, mientras garabateaba sus primeros relatos.

Con la adolescencia sintió la llamada de la poesía y algunos de esos poemas (en francés), incluso fueron publicados en antologías o en fanzines de estudiantes con variados pseudónimos. Con el tiempo, se formó en Historia Antigua y trabaja como historiadora y arqueóloga y ahora ve la luz "El Rey de Nemí. El juicio de Calígula", un libro en el que nos adentra en la vida de Calígula.

“El Rey de Nemí" es su último libro, hablemos de él.

Es el último (al menos de momento) pero definitivamente, es el primero. Todos conocemos a Calígula por las series, libros, cine. El emperador loco del que muchos creen que hizo a su caballo senador, que se enfrentó al mar o que se acostaba con sus hermanas. Lo cierto es que ha habido desde su propia época, una "leyenda negra", pero, ¿hasta qué punto es fiable lo que sabemos sobre él? La realidad es que si se hace un trabajo de crítica de las fuentes clásicas o si se leen las últimas monografías acerca de Calígula, no sabemos tanto como creemos. Calígula se enfrentó entre otros, al senado y lo que nos llegó de él fue escrito por ellos, sus enemigos políticos. Es como si dentro de dos mil años, todo lo que se supiera sobre los Estados Unidos de la Guerra fría fuera escrito desde la Unión Soviética (o viceversa). Esa ambigüedad me pareció interesante y más atractivo me resultó que ese otro Calígula, probablemente más cercano al real, diera el salto desde el mundo académico a una novela para que más gente pudiera acercarse a él.

Con esta novela, no pretendo tampoco enseñar una figura idealizada. Hay hechos que están ahí y parecen incontestables. Simplemente pretendo “humanizar” al personaje con todo lo bueno y lo malo de lo que es capaz nuestra especie para tratar de otorgarle una coherencia que nos niega los relatos convencionales.

Por eso me pareció adecuado el formato del juicio. La novela se articula en torno a dos grandes ejes. Arranca con la muerte de Calígula que desciende a los infiernos para ser juzgado. Con ese juicio es atacado por sus adversarios con su “leyenda negra” de la que habrá de librarse para no ser condenado presentando también, a algunos testigos propios que le serán favorables. Por otra parte, surgen los recuerdos, a modo de flashbacks desde su infancia hasta su muerte que van jalonandoSandraGonzalezParente2_result la novela. A través de esos dos ejes, se reconstruye su vida y se instaura un doble juicio, tanto en el propio libro como por parte del lector. 

Como historiadora y arqueóloga, esta influencia está muy presente en sus trabajos.

Me gusta hacer primar el elemento literario y no quiero que la Historia con mayúscula se coma a esas pequeñas historias que van conformando una vida. Pero es evidente que mi formación y profesión me influencia y me ayuda tanto para documentarme como para ambientar la novela. Siempre traté de ser lo más rigurosa posible, incluso con los elementos fantásticos que también se basan en una documentación exhaustiva. 

¿Es complicado escribir y llamar la atención del público con estos temas?

La novela histórica tiene un público afianzado en España. El problema no es tanto llamar la atención con estos temas, sino con tu novela en particular. Es mucho más fácil, para un lector, acercarse a un libro que cuenta con treinta ejemplares en el escaparate de la tienda y cincuenta más en la mesa de novedades de esa misma librería, que un libro que está simplemente en catálogo o cuenta, como mucho, con un par de ejemplares en la tienda, escondidos en medio de otras muchas novelas. Si además, eres nueva y no perteneces a la farándsandrap9_resultula televisiva o eres un periodista de cierto renombre, será mucho más difícil llegar a ese público.

Como arqueóloga ha participado en numerosas intervenciones, ¿qué es lo que más le gusta de esta profesión?

Cuando era niña, me atraía la posibilidad de ser la primera persona en encontrar y ver un objeto desde hace miles de años. En la actualidad, no voy a negar que esa emoción del descubrimiento inesperado sigue vigente. Sin embargo, el día a día de la arqueología se aleja mucho de los tópicos que se tienen acerca de la profesión. Personalmente, me encanta participar en proyectos de puesta en valor patrimonial. Trabajar en un yacimiento y que los restos tanto estructurales como materiales sean conservados, musealizados y expuestos al gran público que, de esta forma, puede llegar a entenderlos mejor haciéndose, a la par, consciente de la gran riqueza patrimonial que nos rodea en Galicia.

¿Algún proyecto que nos pueda desvelar?

A nivel arqueológico, por suerte, tengo muchos proyectos en vista desde sondeos, excavaciones en área, varios seguimientos de obra y eso, obviamente, limita tu tiempo de escritura. Este año, a nivel literario, pretendo dedicarlo a la promoción de esta novela y sacar adelante algunos relatos. Ya tenía ganas de escribir en un formato más corto. Por otra parte, empecé a documentarme acerca de la ambientación del embrión de mi próxima novela. Quiero abandonar la Roma de mármol, la del palacio imperial, para adentrarme en la de ladrillo. En los callejones de los suburbios de la antigüedad y su crudeza. De momento, sólo tengo unas pocas líneas argumentales perfiladas y toca leer para darle color y realidad. 

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