INCENDIO FORESTAL

Santiso vuelve a la normalidad: ‘Pensei que podía arder o pobo'

Las mujeres evacuadas durante el incendio de O Irixo, que arrasó 57 hectáreas, regresaron a casa

La aldea de Santiso, en el municipio de Irixo, recuperó ayer la normalidad y también la tranquilidad de sus habitantes, aunque con un paisaje del entorno completamente transformado tras arrasar el incendio del pasado miércoles 57 hectáreas. Las dos vecinas evacuadas por la Guardia Civil ya pasaron la noche en sus casas, una vez que el fuego se consideró que estaba controlado, en torno a las 20,00 horas de la tarde. En la mañana de ayer, no obstante, el intenso humo todavía entorpecía la visión, según indicaba una de las mujeres que sufrieron en primera línea el temor a que las llamas alcanzaran sus viviendas.

María Dolores Amaro, de 82 años, declaraba ayer por la tarde que "agora xa estamos mellor, porque pola mañá co fume non se podía ver nada". Esta vecina de Santiso recuerda los momentos en que observó como el incendio se hacía cada vez más grande y se acercaba al pueblo, "pasei moito medo, e incluso os animais estaban asustados, o meu canciño veu a esconderse á cociña detrás de mín, algo que nunca fixo".

Sin embargo, asegura que "eu pensaba que podía chegar o lume ó pobo, pero polo sitio onde está a miña casa, tamén me decía que moitas casas tiñan que arder antes de chegar a miña". Por ese motivo, aseguró que "asusteime máis cando me viñeron sacar da miña casa os guardias, entón pensei que podía arder todo o pobo".

El miedo fue intenso por la proximidad del fuego pero también por el humo, que incluso obligó a abrir los establos para que salieran los animales y evitar así su posible asfixia.

La Guardia Civil había respondido a la llamada de la vecina de otro pueblo de Irixo que había ido a Santiso a cuidar de sus animales, cuando se percató de que las dos señoras mayores estaban solas y en peligro, porque "o lume daba pánico velo", apuntaba. Así fue como María Dolores Amaro y su vecina fueron trasladadas hasta la zona de Pena da Sela, en donde las recogieron sus respectivos hijos.

Una vez que las familias se aseguraron que ya no corrían peligro, regresaron al pueblo, que ayer todavía estaba bajo la vigilancia de un helicóptero y de una brigada, controlando la zona por si resurgía el fuego.

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