El sector eólico calienta motores tras una década sin construir parques

La construcción de nuevos parques eólicos en Galicia está viviendo un nuevo despegue tras varios años de escasa actividad y Ourense no es ajena a este movimiento energético. Una década después de que se construyese el último parque eólico, y en plena resaca tras la aprobación -en solitario- por parte del PPdeG en el Parlamento de Galicia de la Ley de Reactivación Económica que permitirá acelerar las autorizaciones para la implantación de proyectos renovables, la provincia registra más de cuarenta proyectos para la construcción de nuevos parques que generen energía a partir del viento. El mapa del Rexistro Eólico de Galicia sitúa en Ourense más de una treintena de solicitudes nuevas o en tramitación (de entre 1 y 170 megavatios). Una cifra que duplicaría los 19 parques eólicos (447,29 megavatios) que están actualmente en funcionamiento en una veintena de concellos ourensanos (Avión, Baltar, Bande, Carballeda de Avia, O Carballiño, Castro Caldelas, Chandrexa de Queixa, Cualedro, Esgos, O Irixo, Maceda, Melón, Montederramo, Nogueira de Ramuín, Parada de Sil, Piñor, Verea, Xinzo de Limia y Xunqueira de Espadañedo). A estos parques eólicos en marcha hay que sumar los diez proyectos que cuentan con autorización, pero que todavía no se han puesto en marcha en los concellos de Avión, Beariz, O Irixo, Melón, Piñor, Riós, San Cristovo de Cea, Sarreaus, Vilamartín de Valdeorras y Xunqueira de Espadañedo (y que suman 197,2 MW). Precisamente, este viernes se conoció la noticia de que la compañía Greenalia, con sede en A Coruña, desarrollaría el parque eólico Rodicio II, de 13,5 MW, que prevé la instalación de tres aerogeneradores distribuidos entre los concellos ourensanos de Maceda y Montederramo. Desde la compañía aseguraron que el proyecto y su pertinente informe ambiental "concluye la compatibilidad de los elementos del parque eólico con el entorno". Tramitación La Asociación Eólica de Galicia, que aglutina 27 empresas, destaca la reactivación del sector, si bien señala que un porcentaje de las nuevas solicitudes, entre los que se encuentran proyectos nuevos y otros que vienen de atrás, se quedarán en el camino porque están fuera del Plan Eólico de Galicia (un 30% aproximadamente). El resto, tendrá que seguir una tramitación que incluirá diferentes informes (ambiental, arqueológico, de comunicaciones, paisajístico, turístico...) y cumplir la legislación estatal y europea para poder llevarse a cabo. La propia oposición social, apuntan algunos expertos, puede ser determinante a la hora de paralizar un proyecto. Posiciones encontradas En las últimas semanas, representantes y colectivos ourensanos han alzado su voz en contra de la instalación de nuevos parques en la zona de Valdeorras, la Serra de San Mamede o Pena Trevinca -la suma de estos tres parques duplicaría la potencia actual de la provincia-, o mismo en la Baixa Limia, donde asociaciones de la zona están preparando alegaciones en contra de un nuevo proyecto que afecta al Monte Grande (Bande). El impacto ambiental pero también visual sobre los montes y el diseño de proyectos en zonas de especial protección y con elementos de gran valor patrimonial (mámoas, petroglifos, foxos do lobo...), son algunos de los argumentos esgrimidos por quienes se oponen. El movimiento generado en torno al diseño proyectado para el Bierzo (Parque eólico de Barjas, en León), por el impacto medioambiental que supondría la instalación en terrenos cercanos a una zona de Red Natura 2000, salpica a varios concellos ourensanos, al estar diseñado el cableado de evacuación hasta la subestación de Trives. En la comarca valdeorresa tampoco las tienen todas consigo con los proyectos planteados para el parque eólico de Alta Cabrera (compartido con León y Pontevedra) y el de Prada, este ubicado íntegramente en territorio ourensano y al cual varios colectivos y concellos han anunciado la presentación de alegaciones antes de su fecha tope, fijada para el 3 de marzo. Del mismo modo, desde el Concello de Vilar de Barrio mostraron su rechazo al proyecto que lleva por título Parque eólico Rebordechao de 154 MW: Nogueira de Ramuín, Xunqueira de Espadañedo, Montederramo, Maceda, Vilar de Barrio, Laza, Castrelo do Val, Verín, Monterrei, y Cualedro, debido a que, consideran -y así se lo hicieron saber a la empresa- que "as instalacións coa densidade e ubicación propostas conforman unha agresión medioambiental que rexeitamos" y puntualizaron que el plan "non conta nin co respaldo da Xunta de Montes en Man Común de Rebordechao, propietarios dos terreos, nin co aval do Concello de Vilar de Barrio". Presión a los comuneros El bum de proyectos para la instalación de parques eólicos en Galicia está elevando la tensión y, en algunos casos, la presión hacia los comuneros. "Esta situación ha pillado un poco por sorpresa también a las propias comunidades de montes; "no se esperaba", aseguran desde la de Laza. "La situación derivada de la pandemia también impide en estos momentos celebrar asambleas, que son los órganos de decisión. Los vecinos no se pueden reunir para tomar acuerdos, de una manera legal, lo que está pasando, así como las ofertas", añaden. Desde el mismo grupo aseguran que hay una situación de "tensión" y "presión" hacia estos colectivos. "Se nos trata como que no sabemos tomar decisiones. No se debe ver a las comunidades como enemigos de la sociedad solo porque no se posicionen automáticamente contra estos proyectos", lamentan. La energía eólica, un 0,9 del PIB gallego Con un total de 180 parques eólicos y una potencia que supera los 3.800 megavatios, la energía eólica representa el 0,9% del Producto Interior Bruto (PIB) gallego y 7.022 puestos de trabajo asociados (4.886 son directos y 2.136 indirectos). Así lo refleja el informe elaborado por Deloitte para EGA sobre el periodo 2019-2020, donde se puso de manifiesto que las empresas eólicas gallegas pagaron 118,2 millones de euros en impuestos y tributos (60,5 millones a la administración autonómica y local y 57,7 a las arcas del Estado) y 11 millones de rentas anuales a los propietarios de los terrenos donde se ubican los aerogeneradores. En clave medioambiental, la energía que se genera en los 105 concellos gallegos donde hay instalado un aerogenerador, evitó que 5,4 millones de toneladas de CO2 fueran a la atmósfera, con un ahorro en derechos de emisión de 153,7 millones de euros.