seguridad vial

La seguridad reclama vallas en la ciudad

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photo_camera Algunas de las principales vías de la ciudad.

Los vecinos de la ciudad pueden ver desde la pasada semana vallados disuasorios en tres intersecciones de la avenida de La Habana. Toda prevención es poca y más puntos piden a gritos mayor protección. 

Las ciudades caminan hacia la imparable protección de los peatones frente al uso, en muchos casos, inapropiado de los vehículos y Ourense tiene en eso mucho trabajo por delante. Esta pasada semana, el Concello dio un paso con la colocación de vallas disuasorias para los peatones en los principales cruces de una de las arterias de la urbe, la avenida de La Habana. Ahora, con esa medida aplaudida por parte de los colectivos en defensa de la seguridad vial, aunque considerada "insuficiente", esperan seguir consolidando un nuevo modelo, con muchos retos todavía por delante.

Las vallas disuasorias colocadas en tres tramos de La Habana se unen a otras instaladas desde hace años en otros puntos de la ciudad, como la intersección de Progreso con Marcelo Macías; la praza do Couto; la rúa Coruña en sus diferentes cruces con Progreso, Saínza y Pena Trevinca; Curros Enríquez en la unión con Celso Emilio Ferreiro o la rotonda donde se sitúa el IES Blanco Amor, en A Ponte.

Pero el trabajo es arduo. "Estamos estudando posibles ubicacións para poder seguir mellorando a seguridade dos peóns. Hai que estudar ben onde será necesario, xa que non tería sentido poñer vallas en calquera sitio", explica José Araújo, concejal de Infraestructuras.

Hay enclaves muy importantes que necesitan de estas medidas para ahuyentar a peatones demasiado atrevidos o poco precavidos. Uno de ellos, a la altura del Progreso, en el cruce con Parada Justel, enfrente del Obispado, lugar que muchos peatones aprovechan para cruzar.

Hay calles en los que algunos colectivos apuntan la posibilidad de vallar el mayor número de metros posible, como Xoán XXIII y Pena Trevinca, ya que desde Stop Accidentes las consideran de "máxima alerta".

También son "puntos calientes" algunas rotondas, que los viandantes aprovechan para cruzar de forma indiscriminada. Ahí hay ejemplos como la del Hospital, la rotonda de la carretera de Oira, o la de la estación de autobuses, cuya distribución de pasos de peatones invita a cruzar indebidamente en muchos casos. También ha sido fuente de críticas la rotonda que separa Emilia Pardo Bazán y Xoán de Novoa, que decenas de peatones atraviesan ante la ausencia de algún que otro paso de cebra más que necesario en las inmediaciones.

Toda precaución es poca y, aunque los expertos inciden en la necesidad de "más educación vial", nunca está de más que las autoridades pongan medidas preventivas que están a su alcance. 

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