CONCELLO DE OURENSE

Servicios públicos de la ciudad obsoletos por operar con precariedad

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photo_camera Una conductora se dispone a abonar la tarifa para estacionar su vehículo en zona azul.

Concesiones como el transporte, con una flota y unas líneas desfasadas, o la ORA, sin nuevas tecnologías, entre los afectados

La precariedad con la que operan diferentes servicios públicos en el concello de Ourense no solo tiene consecuencias en la gestión a la que el gobierno municipal debe hacer fente para pagar las facturas a las empresas, con los correspondientes reparos de la Intervención Municipal, sino que también juega en contra de los ciudadanos, que se encuentran con importantes desventajas a la hora de utilizar esos servicios, en muchos casos obsoletos y sin adaptarse a las nuevas tecnologías o a las nuevas necesidades que han ido surgiendo y que ya disfrutan en otras ciudades.

Transporte

Una de las concesiones básicas en cualquier municipio que supera los 100.000 habitantes es ofrecer un transporte público adecuado que invite a dejar el vehículo privado en casa. La factura que el Concello paga al año por el autobús urbano ronda los seis millones de euros, pero esta va camino de cumplir su tercer año con el contrato caducado y la empresa concesionaria ya ha intentado en alguna ocasión romper la relación, alegando su inviabilidad económica, por lo que opera con lo mínimo.

Mientras que el complejo proceso administrativo para licitar la nueva concesión sigue sin ver la luz, los usuarios sufren, por ejemplo, la incomodidad de una flota anticuada, con algunos vehículos que aún no están adaptados para personas con discapacidad o que no se han adaptado a métodos de propulsión menos contaminantes, como híbridos o eléctricos.

Además, en el interior de los autobuses, ciudades como Vigo han incorporado sistemas de carga USB o incluso conexión Wifi. Tampoco existe todavía una app para conocer las rutas o los tiempos reales de las frecuencias y facilitar así el cálculo para llegar al autobús. Además, según quejas que ha manifestado la oposición en juntas de área recientes, los paneles informativos en algunas paradas empiezan a fallar.

Tampoco escasean los problemas con el actual mapa de líneas. La situación contractual impide modificar las rutas de los autobuses, que no llegan por ejemplo a nuevas infraestructuras como el edificio judicial o el centro de salud de O Couto, que abrirá en las próximas semanas. Además, como recoge un estudio reciente del Concello para elaborar el plan de infancia y adolescencia, la ciudad sufre una congestión de rutas norte-sur en el Parque de San Lázaro o rúa do Progreso, mientras que no existe ninguna parada, por ejemplo, en el pabellón de Os Remedios, donde cada día practican deporte decenas de personas. El responsable de Transporte, José Araújo, ya avanzó que se modificarán las líneas en la futura concesión.

Estacionamiento regulado

Otro contrato caducado y que sigue en la maraña administrativa municipal desde mayo del año pasado es el de la ORA. Aunque los conductores ourensanos son los que abonan las tarifas más altas de Galicia por estacionar en zona azul, se encuentran con demasiadas incomodidades, con unos parquímetros obsoletos. Estos obligan a introducir cantidades prefijadas y exactas, al no devolver cambio (no se acepta, por ejemplo, una sola moneda de 50 céntimos), y en muchos el pago con tarjeta no funciona. No existen comodidades de las que disfrutan en muchas otras ciudades como la de pagar con el teléfono móvil, introducir la matrícula del vehículo para acumular el tiempo sobrante o abonar los minutos exactos que el coche va a estar estacionado. Incluso, algunos municipios, como Valladolid o León, ofrecen la posibilidad de conocer al momento qué plazas están libres u ocupadas mediante el móvil.

Semáforos

La concesión de los semáforos tampoco se escapa de esta situación. Arrastrada la situación desde los meses finales del pasado mandato, cuando se llegó a temer incluso por un apagón de la señalización, el departamento de Tráfico todavía no ha conseguido sacar adelante los pliegos para licitar un nuevo contrato. Se mantiene, por tanto, un material anticuado, como asegura el experto en seguridad vial Laureano Bermejo, que explica que "los nuevos semáforos cuentan con sensores inteligentes que permiten variar más fácilmente los tiempos y analizar por zonas la densidad de tráfico". Renovarlos permitiría también implantar sistemas de control para evitar los cruces en rojo.

No hay posibilidad tampoco de añadir un pulsador para los peatones en algunas zonas en que podría ser útil para regular la convivencia entre viandantes y vehículos, como algunas entradas o salidas de los colegios. Grandes avenidas de la ciudad sufren también la separación de los semáforos, alejados en alguna ocasión por más de 300 metros, con el consiguiente riesgo para la seguridad.

Además, mientras no haya un nuevo contrato, no se podrá llevar adelante el cambio en el sistema de control de acceso al Casco Vello, retirando los criticados bolardos e implantando un mecanismo con cámaras de lectura de matrículas. Existen varios acuerdos plenarios para convertirlo en realidad.

Bicicletas

La red de bicicletas públicas también se ha visto consumida por el paso de los años. La falta de mantenimiento y un material cada vez más anticuado hundieron los préstamos. El Concello ha sacado a licitación un nuevo contrato, en las mismas condiciones, que todavía no se ha resuelto. Mientras, en ciudades como A Coruña, por ejemplo, ya anuncian un aumento de las estaciones y la implantación de bicicletas eléctricas para hacer más atractivo el servicio. El uso de este medio de transporte está siendo objeto de debate en el proceso Móvete por Ourense. 

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