Los viandantes que observan la piscina inaugurada el miércoles se cuentan por decenas, pero parece que pocos rompen el hielo y se zambullen en unas aguas tan cálidas como la propia ciudad estos últimos días.

El sol arruga la piscina termal

Dos bañistas disfrutan del sol de la tarde.
Todo aquel que se considere lo suficientemente 'curioso' como para plantar cara al insoportable calor que se ha padecido estos días en Ourense ha tenido esta semana dos puntos en la ciudad en los que satisfacer ampliamente sus inquietudes. El primero de ellos, por supuesto, fue la maltrecha capilla de Os Remedios, mientras que el otro se sitúa en As Burgas, donde se inauguró el pasado miércoles una piscina de agua termal en pleno centro urbano de la ciudad y que es el primer paso dentro de un ambicioso proyecto de rehabilitación del entorno de la fuente dirigido por el prestigioso arquitecto pontevedrés César Portela.
Más allá de la observación minuciosa de los cenicientos restos de la ermita y las posteriores lamentaciones por el drama, el 'curioso' también se debió tomar bastante tiempo en la contemplación de la nueva terma apoyado en su verja metálica. El motivo es que a más de alguno le puede chocar la curiosa perspectiva de ver gente en traje de baño al lado de la célebre fuente desde el puente de As Burgas, cual paseo marítimo de A Coruña.

Desde la inauguración, el paso de transeúntes ejerciendo labores de análisis del recinto ha sido muy intenso, y no sólo consistió en los propios habitantes de la capital que 'pasaban por allí' -miembros de las fuerzas del orden incluídos-, sino que llamó mucho la atención la cantidad de turistas que acudieron a contemplar la estructura, eso sí, con conocimiento previo de su existencia, no se la encontraron de casualidad, por lo que es claro que el valor termal de la ciudad comienza poco a poco a captar el interés de los foráneos, que además acudieron en masa a la reabierta oficina de información de la zona a consultar los precios y horarios de la terma, que está a disposición del público desde el pasado jueves.

Una rápida encuesta a la gente que estaba apoyada en la valla dejó entrever mayoritariamente unas opiniones muy favorables de la idea y una gran predisposición por catar las virtudes terapéuticas del céntrico manantial. La calidad de las instalaciones y el reducido precio -3 euros- parecen convencer a los que se han informado del lugar con vistas a un posible uso.

Pero lo que es bañistas, 'todavía hay muy pocos', según contaron los técnicos del recinto. Puede ser que a todos estos 'curiosos' no les acabe de convencer la idea de ponerse atavíos playeros estando rodeados de edificios y coches, o que no sea muy reconfortante sumergirse en aguas a 40ºC cuando los mercurios de la ciudad oscilan sobre esta temperatura. Eso sí, los propios técnicos lo justifican en que 'mucha gente que todavía no se ha enterado de su inauguración'.

Todavía se ve necesario, pues, un impulso informativo o publicitario por parte de Turismo sobre la piscina en cuestión, algo que despoje de dudas y pudores a los interesados y que, desde luego, dé constancia general de la existencia de una piscina termal para su uso y disfrute en el Casco Vello. Por supuesto que la idea es buena: el turismo termal, que se pretende vender como el atractivo por excelencia de la ciudad, necesitaba de una instalación emblemática que causase sensación entre los posibles visitantes, y rehabilitar una terma romana que estaba inactiva desde hace varios siglos puede ser todo un 'bombazo' turístico si se sabe vender bien. Manos a la obra, este ambicioso proyecto no se puede quedar en un coqueto estanque de agua caliente rodeado de 'curiosos'.

La nueva piscina termal de As Burgas tan sólo es la primera fase dentro de un ambicioso proyecto de recuperación de todo el entorno de As Burgas que data ya del gobierno anterior al bipartito. El arquitecto pontevedrés César Portela ya realizó un proyecto de rehabilitación de los alrededores y los accesos a las fuentes a fin de convertir esta zona en un eje importante de la vida de la ciudad.

Hacer de la zona un lugar agradable a la vista es una de las grandes apuestas de Portela. Incluso su plan incluye la instalación de dos miradores consistentes en plataformas metálicas, una en el arco central del viaducto de la calle del Progreso y otra sobre los locales de la plaza de Calpurnia Abana.

A dos de los accesos a la zona se les realizarán también tareas de acondicionamiento. En concreto, las escaleras que bajan desde el puente y el acceso superior desde la Calle de As Burgas serán acondicionados, restaurados y se les dotará de vegetación.

Y es que la presencia de verde es otra de las bases del proyecto del gobierno local, que prevé la restauración de los setos de la plaza y la colocación de jardineras tras la fuente de A Burga Maior, así como en los accesos y en el mirador de la plaza de Calpurnia Abana, estos últimos mediante estructuras metálicas para la plantación de parra.

El plan contempla también el acondicionamiento de los locales y pasos públicos situados en la calle Cervantes y de los hornos y la cochera privada de la parcela de la calle de As Burgas. Finalmente, se prevé el embellecimiento de las fachadas de dos edificios lindantes con la zona mediante la introducción de galerías de madera de colores tradicionales.

Pero, sobre todo, se creará un bulevar en las actuales traseras de As Burgas, la siguiente fase del proyecto de recuperación de este área, y una zona museística que exhibirá restos arqueológicos hallados en las catas y excavaciones efectuadas en toda la zona, todo en un centro de interpretación en la calle Cervantes.

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