¿Solo es un cambio de nombre?

La reciente destitución de Ricardo Capilla como gerente del Parque Tecnológico abre una serie de interrogantes sobre el futuro de la entidad, comenzando por el sustituto en el primer escalón directivo. La Consellería de Economía, Emprego e Industria es quien tiene la mayoría del capital de la sociedad gestora y de quien depende designar el relevo de Capilla. De hecho fueron los propios responsables de este departamento de la Xunta los que convocaron y comunicaron el martes por la mañana al interesado que no contaban con él. Se pone así fin a una gerencia que desempeñó desde el 2013, pero anteriormente, ya en el 2003, Ricardo Capilla estaba trabajando en el Parque Tecnológico y desde entonces ha pasado por varias etapas. En cualquier caso, forma parte del pasado y las incógnitas se ciernen ahora por interpretar el cambio. "Sorpresa" es la expresión utilizada en medios empresariales en el día de ayer después de que La Región anunciase el cese. No era un secreto que había distancia entre la consellería y la gerencia del parque, pero la interpretación va más allá de una cuestión nominal. ¿Qué quiere hacer la Xunta con el Parque Tecnológico? Algunas fuentes aluden a un cambio de estrategia y de enfoque de un asentamiento que lleva años estancado. Hay más de un centenar de entidades instaladas que dan empleo a unos 1.500 trabajadores —una gran parte con alta especialización—con un promedio de edad de 39 años y con un 43% de empleo femenino. La Xunta es la titular del 50,5% de las acciones, con un valor nominal que supera los 900.000 euros. Le sigue Abanca, con un 37,3% y 674.000 euros de valor de sus acciones. El tercer accionista de referencia es el Inorde, pero con solo el 3,4% del capital, por un valor de 63.000 euros. Componen el resto de la sociedad las universidades de Vigo, Santiago y A Coruña, la Cámara de Comercio (ya disuelta), los concellos de Ourense y San Cibrao, la CEO y la UGT, todos ellos con porcentajes que van desde el 0,33% al 1,80% del capital social. La Xunta ha ido ejerciendo de facto todo el poder y el control en la gestión, siendo el Parque Tecnológico poco más que un departamento adscrito a una consellería. Paralelamente, se ha ido constatando la falta de nuevos proyectos que impulsen el recinto ya que el último de entidad fue T-Solar en el 2008, con casi 200 trabajadores, que fueron despedidos en el 2013 al quebrar la empresa. Por otra parte, los más de 400.000 metros cuadrados previstos para su ampliación pasarán ahora a manos del polígono industrial de San Cibrao das Viñas, que ha solicitado ganar más superficie. Recientemente la Diputación ha intentado dar un cambio de timón al Parque Tecnológico. En una reunión entre Manuel Baltar y el presidente de la Xunta, celebrada en diciembre pasado, el titular de la Diputación planteó a Feijoo ganar presencia en la sociedad gestora del parque. Una de las vías era incrementar el capital social del Inorde (dependiente de la Diputación), mediante la compra de las acciones de Abanca, segundo socio en capital social. Sin embargo desde entonces nada ha trascendido sobre la continuidad de la operación. La propuesta iba más allá de un movimiento en el tablero accionarial y comportaba un cambio en el modelo de orientación y gestión. Suponía enfocar su actividad hacia la innovación, aprovechar los más de 25 años del parque para ganar competitividad y conocimiento para las empresas. Entre otros enfoques, también ofrecer espacios de alto valor añadido para las empresas, sobre todo del sector primario y la economía verde. Pero la propuesta sigue sobre la mesa de las instituciones y del futuro del Parque Tecnológico solo se sabe, de momento, que han cesado a su gerente y que tendrán que nombrar a otro. n