ENTREVISTA

“Somos una provincia de funerarias pequeñas, y debemos agruparlas para ser más fuertes"

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photo_camera García Aliende, presidente de la Asociación de Pompas Fúnebres.

El presidente provincial de la asociación de pompas fúnebres Antonio García explica que en el apartado específico de los entierros cualquier tiempo pasado fue mejor

Antonio García Aliende preside la Asociación provincial de Pompas Fúnebres desde hace más de 20 años. Llama la atención sobre el alto número de funerarias que hay en Ourense en relación con la población de la provincia, y lamenta que en el apartado específico de los entierros cualquier tiempo pasado fue mejor.

La semana que viene se conmemora el Día de Todos los Santos y Fieles difuntos. ¿Expectativas?

El nuestro es un sector tranquilo. Lo que sí es llamativo es el número de funerarias que hay en Ourense, es muy elevado, muy superior, con mucho, a la media nacional. Pero con mucho.  Por lo demás, nuestra asociación funciona bien en una provincia que es barata a la hora de hablar de funerales.

¿Cuántas funerarias componen la asociación?

Cincuenta y pico, más ocho o diez que están fuera.

Me decía que hay muchas funerarias en Ourense en relación a la población...

Sí. Teniendo en cuenta que son más o menos 300.000 habitantes, 70 u 80 me parecen demasiadas. Por ponerle dos casos. La Rioja tiene cuatro o cinco con una población similar, Palencia 10 ó 12. Las nuestras son demasiadas.

¿Hay funerarias que trabajan fuera de la ley?

Las hay, en esta vida siempre hay cosas ilegales. Para trabajar en este sector necesitas un coche fúnebre, un punto de venta con exposición, además de todos los permisos claro. Tengo que decir que las que no están en la asociación cumplen las normas. Otra cosa es el clásico señor que esto le viene de familia, que tenía tres cajas en el pueblo, las vende pero vuelven a aparecer. Este señor ni tiene coche fúnebre ni el alta de Sanidad.

La gente se sigue muriendo...

Es triste, pero es ley de vida. El problema es que no hay nacimientos, con lo que los muertos no se reponen. Es este un negocio que va a menos, estamos viviendo un momento imposible, con 80 funerarias... La que tiene 50 entierros al año y un bar como complemento tira, el problema es cuando tengas sólo seis, entonces no saldrán los números. La baja natalidad nos está matando.

¿No sería mejor agruparse y reducir el número?

No es mala idea, el problema es que en esta comunidad autónoma  está muy arraigado el concepto de la propiedad.

¿Pasó la edad de oro?

Pasó, tuvimos una época de apogeo allá por los 60 o incluso los 70. Todo era distinto, la gente mayor tenía entonces mucha fijación con la muerte, gastaba mucho más dinero en los entierros. Galicia siempre ha tenido un reconocimiento especial hacia los muertos.

¿Cuál es el gasto medio?

Esa es una pregunta muy difícil de cuantificar, no es lo mismo Ribadavia que Carballiño, tampoco la categoría de la caja. Lo mínimo de un entierro es el coche fúnebre, el tanatorio, la caja y la tramitación. Todo lo demás son añadidos, los anuncios en prensa, en radio, las flores, la lápida... El precio mínimo está en los 1.500, 1.600 euros, lo normal es ir hasta los 2.000. Pero hay de todo

¿La gente prioriza ahora otros gastos antes que un entierro?

Sí, antes no era así. Antes la gente de condición más humilde se gastaba mucho dinero para despedir a sus seres queridos. Ese concepto ha cambiado.

¿Cuáles son los desafíos?

Somos una provincia con funerarias muy pequeñas, la única forma es agruparlas en una asociación para que tengan más fuerza. Ourense organiza una de las dos ferias del sector que hay en España, Funergal, una bianual que es referencia nacional. La otra es en Valencia y le aseguro que no tenemos nada que envidiar, diría que la nuestra es mejor. Llevamos con ella desde 1992, es reconocida en toda España y en Portugal. La próxima será en noviembre de 2018. 

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