Los ladrones no dan tregua pese al confinamiento de la población en sus domicilios y los controles de las fuerzas de seguridad para evitar desplazamientos injustificados. En el municipio de Boborás, forzaron la puerta de una vivienda en la madrugada del pasado domingo y, una vez en el interior, se adueñaron de un ordenador portátil y de más de 2.000 euros en efectivo. El dueño, identificado como J.A.R., de 56 años, no se encontraba en ese momento en el interior. Se percató del asalto a primera hora de la tarde del pasado día 12 y observar que una de las puertas del inmueble presentaba cuantiosos desperfectos. Los delincuentes revolvieron todas las habitaciones para encontrar más dinero y objetos de valor.
La Guardia Civil realizó una inspección en la vivienda y sus alrededores con el objetivo de encontrar huellas que permitan identificar a los ladrones. Los agentes trabajan con la hipótesis de que los delincuentes sabían que en la casa no había moradores.
Este no fue el único robo. En el cercano municipio de O Carballiño, los delincuentes desvalijaron una retroexcavadora para adueñarse de los tres cazos que utilizaba su conductor para retirar áridos.
La máquina estaba siendo utilizada por una constructora en la obra de mejora -pavimentación- de la carretera que enlaza O Terrón con Partovia, dentro del mismo municipio. El responsable de la empresa comprobó que el vehículo estaba el pasado día 11 en perfecto estado. El lunes, al incorporarse de nuevo a los trabajos, observó que faltaban los cazos. Los delincuentes también se adueñaron de un balancín que utilizaban para cargar material. El botín fue cuantificado en más de 3.000 euros.
Tacógrafo del camión
Los delincuentes tampoco temen a la presencia de personas en el interior de su vivienda. En Cartelle, aprovecharon que un vecino, identificado como C.R.D., había dejado su coche abierto para sustraerle la cartera con más de 700 euros que había dejado en el interior. El vehículo estaba estacionado en el patio de su vivienda, pero los ladrones se las ingeniaron para, además de la cartera -guardaba también tarjetas de crédito y documentación personal- apoderarse del tacógrafo del camión y 300 euros de la empresa para la que trabaja.
