“Tamén marcho, vou vivir coa miña filla en Talavera”

La aldea de Outeiro -que no tiene nada que ver, salvo el nombre, con la recientemente restaurada en este mismo municipio de Carballiño- está actualmente habitada por una sola vecina. Las seis o siete casas que forman este núcleo de población, algunas de ellas bien conservadas y hasta remozadas y con el cartel de "Se vende", hablan de que no hace mucho esta pequeña aldea contaba con bastantes más parroquianos; pero esos tiempos ya pasaron. Ahora la única persona que pasea por la pista que atraviesa el núcleo es Maruxa Rodríguez que, afirma, lleva "viviendo muchos años aquí", aunque no sabe cuántos. Maruxa vive con sus gallinas, el gato que recorre como un rey el pequeño núcleo rural, su huerta y su televisión -la que le hace, claro, más compañía-.

La visita periódicamente un sobrino que vive en As Neves de Grixoá, a menos de un kilómetro de distancia, y que "me leva ó médico cando o necesito", además de ayudarla con temas del día a día "como a compra, que tamén ma fai él".

Maruxa reconoce que pasa miedo en ocasiones porque estar sola en el pueblo, aunque en menos de un kilómetro a la redonda hay varios núcleos bastante más poblados y bien comunicados por la pista de asfalto, no es fácil.

"Ás veces ven a miña filla e pasa dous ou tres meses comigo aquí, no pobo", señala esta mujer que apunta, aunque todavía dudando -quizás pensando que, a pesar de todo, no sea tan buena idea dejar esta aldea-, que "en agosto marcho, vaime levar con ela a vivir en Talavera de la Reina, onde reside". Sería otra aldea sin vida, la número 181.

Te puede interesar