Celanova presume de cultura, patrimonio y también gastronomía, con una variedad de establecimientos y cocinas para todos los gustos y bolsillos. En los soportales de la plaza del Mediodía, a 200 metros de la Praza Maior, se encuentra la mítica “A taberna do galo”. El escenario que da nombre al libro de Celso Emilio Ferreiro conserva el encanto de antaño, con una cocina que mima lo tradicional, con guiños a la gastronomía más internacional pensando en el público juvenil. Alexander y Guillermo Calviño llevan ya dos años al frente de este establecimiento que ofrece raciones y tapas. Durante la semana “temos raxo con patacas fritas, ovos rotos ou pizzas. As fins de semana ampliamos a carta con costela, polo ao chilindrón, revolto de gulas, mexillóns, ameixas… Variamos para non aburrir”, dice Guillermo Calviño. Donde no hay variaciones, para alegría de la clientela, es en el plato de callos que sirven todos los jueves coincidiendo con el mercado semanal.
De corte más moderno destaca el Alento Bakery Coffe. Un referente del desayuno, con tostadas y bollería artesanal, que cuenta con una carta de comidas para llevar o comer en el local entre las que sobresalen las pizzas y hamburguesas, “pero tamén pratos rápidos: lasañas, albóndegas, orella ou ensaladilla”, relata Julio Alén, responsable del establecimiento, uno de los tres que esta empresa familiar regenta en la localidad. “Eu creo que Celanova está nun momento importante para o turismo, temos unhas rúas peonís para pasear e desfrutar e, se o sabemos aproveitar e vendelo ben, este será un bo verán. A xente que vén de fóra xa o valora e desfruta, agora temos que conseguir que os veciños desfruten do pobo”, dice.
Remanso de paz
Un hotel en el casco urbano y varios establecimientos de turismo rural en el extrarradio celanovés se presentan como un lugar ideal para el descanso. Una casona de 1772 en una finca privada de 30.000 metros cuadrados es el remanso de paz que ofrece la Rectoral de Ansemil. El establecimiento de turismo rural marida hospedaje y gastronomía, con un horno de piedra que es una de sus señas de identidad y donde cocinan diferentes tipos de carne, pescado y verduras a la vista del cliente. “Ofrecemos tranquilidad, sinceridad y equilibrio, venimos de un ambiente muy revuelto... Lo único que hacemos aquí es cocinar. Le tenemos tanto respeto al producto local como al de fuera, lo importante es el equilibrio”, subraya su propietario Javier Torquati, quien destaca que la clave está en el equipo y en la profesionalización del sector. “Estamos en el mejor momento de la gastronomía en Ourense y eso es positivo para todos”, resalta el cocinero, un empresario innovador que busca ofrecer lo mejor a su clientela.
