El padre de Javier Cruz, el joven de Toén que confesó haber dado muerte a Laura Alonso, denunció por insultos y amenazas de muerte al padre de la víctima. Los insultos se produjeron, según recoge la denuncia, cuando el padre del homicida confeso acudió a una cantera en la que trabaja su esposa para exigir una explicación por haberla despedido. Eduardo Cruz se encontró en la explotación de piedra con el padre de la joven, Cesáreo Alonso, que también trabaja en la cantera, y discutieron.
El tiempo trascurrido desde el pasado 29 de agosto, día en el que fue hallado el cadáver Laura Alonso, de 19 años, en un monte cerca de un cortafuegos en los alrededores del campo de fútbol de Toén, en vez de servir para comenzar a cicatrizar las heridas que abrió el caso parece que las está alargando y haciéndolas más profundas. Eduardo Cruz, el padre del joven de Toén que confesó haber dado muerte a la joven tras una discusión, denunció en la tarde del martes al padre de la víctima, Cesáreo Alonso, por insultos y amenazas de muerte.
Ambos hombres no se habían visto las caras desde el trágico suceso. El martes se encontraron de frente cuando el padre de Javier Cruz acudió a una cantera, situada dentro del mismo municipio, en la que hasta el momento trabajaba su mujer, para exigir a los dueños una explicación por haberla despedido.
En la explotación de piedra también trabaja Cesáreo Alonso. Ambos se enzarzaron en una discusión, durante la que, según recoge la denuncia que presentó Eduardo Cruz, el padre de Laura Alonso lo insultó y amenazó de muerte. Los trabajadores y responsables de la cantera fueron los encargados de apaciguar los ánimos.
Manuel Olleros, el portavoz de la familia de Laura Alonso, desconocía ayer el contenido de la denuncia, aunque estaba al corriente de la misma. Desconozco si hubo un enfrentamiento verbal y las amenazas, pero hay que entender que la situación es muy crítica y muchas cosas no se les pueden tener en cuenta, afirmó.
El alcalde, Amancio Antonio Cid, tampoco era conocedor de la denuncia. En la situación en la que están ambas familias hay que disculparles si cometen algún error, siempre que no sea grave, aseguró el regidor, al tiempo que lamentaba los hechos y solicitaba a la población que no saque conclusiones porque no podemos juzgarlos debido al momento tan crítico que están atravesando.
Cesáreo Alonso amenazó con dejar el trabajo
El padre de Laura Alonso trabaja como camionero en la cantera mientras que la madre del homicida confeso estaba empleada en el comedor. Cesáreo Alonso, según fuentes de la investigación, hace dos días comunicó a la empresa la intención de dejar el trabajo para no encontrarse todos los días con la mujer. Los directivos de la explotación le convencieron para que depusiera de su actitud y continuara trabajando en la empresa que, según las mismas fuentes, cuya gerencia optó por despedir a la madre de Javier Cruz. El martes, su marido se personó en la cantera para exigir una explicación y fue cuando se produjo el enfrentamiento.
Mientras, el Concello emplea todos sus recursos en restablecer la convivencia dentro del municipio y que las heridas abiertas, sobre todo entre las dos familias afectadas, cierren los más pronto posible. El alcalde, Amancio Antonio Cid, solicitaba ayer a los vecinos que no hagan caso de las conversaciones de bar y de la calle. A veces se hace un comentario en un bar y cuando pasa al otro ya es el doble, afirmó el regidor.
La Guardia Civil se personó en la vivienda de los dos hombres y está vigilando la zona para evitar un posible altercado, dado que el caso y las sucesivas concentraciones de solidaridad, dividieron al vecindario.
Ambos hombres no se habían visto las caras desde el trágico suceso. El martes se encontraron de frente cuando el padre de Javier Cruz acudió a una cantera, situada dentro del mismo municipio, en la que hasta el momento trabajaba su mujer, para exigir a los dueños una explicación por haberla despedido.
En la explotación de piedra también trabaja Cesáreo Alonso. Ambos se enzarzaron en una discusión, durante la que, según recoge la denuncia que presentó Eduardo Cruz, el padre de Laura Alonso lo insultó y amenazó de muerte. Los trabajadores y responsables de la cantera fueron los encargados de apaciguar los ánimos.
Manuel Olleros, el portavoz de la familia de Laura Alonso, desconocía ayer el contenido de la denuncia, aunque estaba al corriente de la misma. Desconozco si hubo un enfrentamiento verbal y las amenazas, pero hay que entender que la situación es muy crítica y muchas cosas no se les pueden tener en cuenta, afirmó.
El alcalde, Amancio Antonio Cid, tampoco era conocedor de la denuncia. En la situación en la que están ambas familias hay que disculparles si cometen algún error, siempre que no sea grave, aseguró el regidor, al tiempo que lamentaba los hechos y solicitaba a la población que no saque conclusiones porque no podemos juzgarlos debido al momento tan crítico que están atravesando.
Cesáreo Alonso amenazó con dejar el trabajo
El padre de Laura Alonso trabaja como camionero en la cantera mientras que la madre del homicida confeso estaba empleada en el comedor. Cesáreo Alonso, según fuentes de la investigación, hace dos días comunicó a la empresa la intención de dejar el trabajo para no encontrarse todos los días con la mujer. Los directivos de la explotación le convencieron para que depusiera de su actitud y continuara trabajando en la empresa que, según las mismas fuentes, cuya gerencia optó por despedir a la madre de Javier Cruz. El martes, su marido se personó en la cantera para exigir una explicación y fue cuando se produjo el enfrentamiento.
Mientras, el Concello emplea todos sus recursos en restablecer la convivencia dentro del municipio y que las heridas abiertas, sobre todo entre las dos familias afectadas, cierren los más pronto posible. El alcalde, Amancio Antonio Cid, solicitaba ayer a los vecinos que no hagan caso de las conversaciones de bar y de la calle. A veces se hace un comentario en un bar y cuando pasa al otro ya es el doble, afirmó el regidor.
La Guardia Civil se personó en la vivienda de los dos hombres y está vigilando la zona para evitar un posible altercado, dado que el caso y las sucesivas concentraciones de solidaridad, dividieron al vecindario.
