El terraceo como reclamo turístico de Ourense

Las altas temperaturas de Ourense hacen casi imposible poner un pie en la calle cuando más aprieta el calor, pero no han impedido a los visitantes venidos de otros lugares disfrutar ayer de un día de descanso y buena comida antes de volver a la rutina. Poco a poco comienza a verse más trasiego en el centro, en el que el terraceo se mantiene como opción preferente de los aún escasos turistas para pasar las primeras horas de la festiva tarde de verano. "No hay mucho movimiento, va paso a paso. La gente viene cuando tiene para gastar, y ahora mismo se están reservando. No es como antes, que era una locura", comenta Manuel Outomuro, dueño del restaurante el Corral, situado al lado de la Catedral, y que no tiene muy claro que esta actividad sea suficiente: "A base de cafés, refrescos y cañas no se llega. La gente se sienta en las mesas, y se pasan dos horas delante de la consumición. Es normal que lo hagan, pero se tarda demasiado en hacer caja". Una opinión que compartían el resto de hosteleros de la zona, que ven como el aumento de visitantes procedentes de otras provincias y comunidades se incrementa lentamente. "A nivel de clientela, notas que vienen de otras zonas, pero de momento, en los días que llevamos de movilidad no hay mucho por donde tirar. Yo contaba con que la noche de San Juan fuese bien, pero terminó siendo muy 'light'. Es lo que hay", reflexiona el dueño del restaurante D'Auria, en la zona de Vinos, el cual se resignaba a aceptar que el contexto no es el mejor para nadie: "No se ve lo que se veía antes. Se pedían siempre tapas para acompañar la consumición. Ahora mucha gente está en ERTE, sin trabajo... Una cosa agravó la otra. Al final para todo no da". Buena imagen exterior Pese a que el turismo se recupera a cuentagotas, la imagen de Ourense y de los gallegos sigue siendo muy positiva entre quienes visitan estas tierras. Es el caso de un grupo de leoneses que visitaban ayer la ciudad en busca de ambiente, buena comida y una agradable experiencia termal. "Vinimos a Ourense porque tenemos parte de la familia aquí. Estamos sólo hoy, pero se nota que la gente respeta las medidas y para pasar el día la zona está muy bien, sobre todo las termas", explica Francisco, mientras su mujer, Amparo, destacaba el carácter afable y empático de los gallegos y su gastronomía: "Son todos majísimos, la gente es lo que más me gusta. Nos encanta la gastronomía, en especial el marisco y el pulpo. Seguro que repetiremos". Quien ya ha repetido experiencia es Daniel, leonés afincado en Ourense desde diciembre, y que se ha adaptado "bastante bien" al ritmo de vida y a los ourensanos, a los que cataloga de "amables" y mucho más sociables que en otras partes del país. "Puede parecer que no, pero es así", dice el joven camarero, el cual aporta, desde el punto de vista de su profesión, la realidad que él percibe de la situación: "Empieza a llegar bastante gente de fuera, y noto la diferencia. Me preguntan acerca de puntos de interés y zonas para visitar. Aun hay miedo, pero las cosas van volviendo a la normalidad". Grupos de turistas visitaron ayer los miradores de Parada de Sil (Foto: Óscar Pinal) La Ribeira Sacra entra de nuevo en acción La Ribeira Sacra tras el confinamiento comienza a recuperar el ritmo, que se irá incrementando con el paso de las semanas. Los datos muestran un 6,5 por ciento de ocupación entre la primera quincena de julio y septiembre, y la programación de todas las rutas fluviales, enoturismo y visitas a miradores de Parada de Sil organizadas en el anterior fin de semana. Estas actividades, pese a que todavía siguen al 20% de su capacidad total, son las más demandadas por los turistas, y vienen acompañadas de un cambio de tendencia en las estancias, que ahora son más largas, con un promedio de cuatro o cinco noches por reserva. La mayor preocupación, además de la climatología, radica en las condiciones de cancelación del viaje, en el caso de sufrir imprevistos relacionados con el covid-19.