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Las terrazas claman contra las palomas: "Rompen con todo"

Las palomas son unas visitantes asiduas de las terrazas en la Praza Maior (MIGUEL ÁNGEL).
photo_camera Las palomas son unas visitantes asiduas de las terrazas en la Praza Maior (MIGUEL ÁNGEL).
El Concello busca fórmulas ante las quejas de la hostelería por el creciente número de estas aves

Una vez solventado el problema de los estorninos, las palomas. El creciente número de estas aves que habitan en Ourense afecta especialmente a la hostelería. El propio alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, avanzaba la semana pasada medidas: "Hay muchas palomas enfermas, y es un problema de salud pública. Nadie habla de erradicarlas ni echarlas porque son súper bonitas".

El departamento de Medio Ambiente del Concello confirma un incremento de quejas por la presencia de palomas, especialmente de locales de hostelería. "Non hai un rexistro, pero si que se detectou unha maior presenza e estanse estudando fórmulas, pero son complicadas", señalan fuentes municipales. 

Se ha hallado que estas aves han encontrado acomodo en ciertas edificaciones en mal estado del Casco Vello, a modo de palomar, y desde ahí se desplazan a otras zonas . "Búscanse solucións pouco lesivas para elas e para os cidadáns. Pensouse no método do ruído, pero sería lesivo", señalan. El objetivo pasa por centrar los esfuerzos en eliminar esos palomares.


Quejas de la Praza Maior


En la Praza Maior, una de las  zonas con más actividad en hostelería, los consumidores de las terrazas conviven cada día con estas palomas, así como los trabajadores de los establecimientos. "Cuando se va algún cliente, no nos da tiempo a recoger las mesas y destrozan todo lo que encuentran", cuenta Adrián Castro, camarero en uno de los establecimientos de la Praza Maior. Los daños materiales que generan es uno de los puntos que aquejan los empleados de la hostelería. "Xa non é que sexan molestas, rompen vaixelas e todo o que encontran", señala Emilio Estévez.

Aparte de los destrozos, la incomodidad que generan en los clientes es otro de los motivos de preocupación por parte de estos trabajadores. "Son muy molestas, se les suben a las mesas y no los dejan tomar su consumición tranquilos", afirma Ángela Santos sobre cómo afecta a su clientela.

Otros ya se lo toman con humor. "Que va, no hay muchas", ironiza  Marcos Rodríguez desde su cafetería. Es consciente del "grave" problema que tienen con ellas: "Se echan a la gente porque ya están acostumbradas a ella y no tienen miedo", señala Marcos, que espera uno solución a esta problemática. 

Para ellos es una pérdida de tiempo en el trabajo los problemas que generan estas aves. "Cagan en las mesas y cada poco tenemos que limpiarlas porque las han ensuciado", comenta Adrián. Además, Estévez opina que contribuyen al afeamiento. "Cada mañá teño que limpar o chan, está cheo de cagadas".

Los clientes también perciben el problema. "Estás con una consumición y como tengas algo de comida, luego las tienes en la mesa y es algo incómodo", cuenta Marco de Mena. Este cliente aprecia que es un problema generalizado "en muchas otras zonas de la ciudad".

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