Testimonio del rural ourensano: "Los mayores se van quedando cada vez más solos"

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photo_camera José Benito González

José Benito González atiende a sus padres desde que en 2014 se prejubiló y volvió al pueblo desde Barcelona, donde había residido hasta entonces.

José Benito González, de 62 años, vive en Barxés, una pequeña aldea de Muíños, donde atiende a sus padres desde que en 2014 se prejubiló y volvió al pueblo desde Barcelona, donde había residido hasta entonces.

"Mi madre sufre alzhéimer desde hace 22 años y es como un muñequito, totalmente dependiente, y mi padre, que tiene 84 años, sí que se ha caído en más de una ocasión, en la calle, en casa... pero con esa edad es muy fácil que uno se caiga".

Explica que "el problema se acentúa en las zonas rurales, porque estamos hablando de una aldea de 32 habitantes, de los que a lo mejor 20 tienen 80 años, así que si pides ayuda es imposible".

José Benito González añade que "las casas de las aldeas gallegas están muy separadas entre sí y, además, tienen la característica de estar diseñadas con los corrales abajo y la vivienda arriba, al contrario que en la meseta o Cataluña, donde las casas son de una sola planta". Esto se traduce en que a los habitantes de estas casas, al ir acumulando años, les cuesta cada vez más subir y bajar esas escaleras que les separan de la vivienda, hasta que llegan a un punto "en el que quedan inmovilizados y sin poder salir, en algunos casos". Por otra parte, "los hijos de estos mayores son la tercera generación de emigrantes, la que se ha asentado en su lugar de residencia (Barcelona, Madrid...)  y son contados los que vuelven", con lo que los mayores se quedan cada vez más solos", explica José Benito González, que hace especial hincapié en la problemática de los mayores en el rural ourensano. 

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