El textil se recupera gracias a las ventas en el extranjero

Uno de los puntos de venta de la red comercial de  Adolfo Domínguez. (M. RIOPA)
photo_camera Uno de los puntos de venta de la red comercial de Adolfo Domínguez. (M. RIOPA)
Las marcas ourensanas mejoran sus cifras pero sufren la inflación y la incertidumbre del mercado 

La industria textil ourensana, en proceso de transformación, recupera poco a poco su actividad en entornos muy cambiantes y con un mercado exterior que salva los números de las tres marcas más significativas: Sociedad Textil Lonia (Purificación García y Carolina Herrera), Adolfo Domínguez y Roberto Verino.

El encarecimiento de las materias primas es una de las principales preocupaciones ya que sus costes “se han disparado, también el transporte o la electricidad”, lamentan en STL, lo que obligará a marcar las etiquetas con incrementos. “Por ahora esos costes no los hemos repercutido en los precios, pero la temporada que viene seguro que sí y tendrá que estar entre un 5% y un 8%”, dicen en la multinacional que se asienta en Pereiro de Aguiar.

Adolfo Domínguez sufre “la inflación galopante”, como reconoce un portavoz, aunque aclara: “La ventaja que tenemos es que no competimos por precio y los márgenes están asegurados”. 

En Roberto Verino ven un mercado que sale lento del covid “y en función de la recuperación de la confianza del cliente y del turismo que recibimos”, destaca Dora Casal, directora ejecutiva de la marca. Después de la pandemia, aprecia que “somos más conscientes de lo transcendente, por lo que el perfil de cliente esta evolucionando a uno más consciente de su compra y del impacto que tiene su decisión”.

¿Y cómo se testan esas estimaciones en el día a día? Purifiación García y CH Carolina Herrera aguantan ventas “y estamos a niveles de 2019 o un poco más”, dice la compañía, (en el ejercicio anterior a la pandemia facturaron más de 270 millones de euros), pero gracias al mercado internacional. Donde se perciben más dificultades es en España, pero también “Europa esta muy afectada y empieza a despertar”, según fuentes de la empresa. 

Londres, París o Roma son lugares que dependen mucho del turismo, también Madrid o Barcelona y en la medida que despunte el sector se recuperarán las ventas. Latinoamérica, Oriente Medio y Estados Unidos “son los estan empujando las ventas”, resumen en STL. 

El extranjero sigue siendo el puerto refugio para las marcas ourensanas. Adolfo Domínguez, por ejemplo, tiene ya el 53% de sus puntos de venta fuera e España. La marca ourensana enmarca la estrategia después del covid “en una aceleración del canal online”, especialmente como consecuencia de la pandemia, “y eso ha venido para quedarse”, subrayan en la firma.

En redes sociales el público joven crece entre un 18% y un 24%, “que es el que más está creciendo”, según la compañía. La innovación ha sido otro de sus pilares, con el traspaso de ropa entre tiendas o el sistema ADN “para suscriptores, para saber lo que le gusta a cada cliente”.

De todas formas, el sector sufre la  “incertidumbre” porque la inflación o la guerra en Ucrania puenden echar por tierra cualquier previsión. De momento, las marcas ourensanas capean el temporal en un gremio que tiene más de un millar de puntos de venta en todo el mundo y emplea directamente a unas 3.000 personas.

El sector industrial compra en otros países más de lo que vende

La actividad internacional del sector textil ourensano es importante, como lo demuestran los datos del primer cuatrimestre. En el capítulo de materias textiles y sus manufacturas las exportaciones suman entre enero y abril de este año 32,8 millones de euros, con un rango mensual de ventas entre 7,5 millones y 9 millones de euros. Sin embargo, en el cómputo total de ventas exteriores no llegan al 10%. De hecho, en abril, último dato conocido, las exportaciones supusieron un 7,9% sobre el total vendido fuera por todas las empresas ourensanas, que sumó 97,9 millones.

En los últimos cinco años las ventas en el extranjero de las enseñas ourensanas no llegaron nunca a los cien millones de euros por ejercicio, aunque sí en el 2018 se llegó a 96,5 millones. El peor ejercicio ha sido el del 2020, condicionado por la suspensión de actividades económicas y cierre de fronteras por culpa del covid.

Pero la presencia internacional del sector textil se aprecia más en las importaciones, es decir, en los aprovisionamientos de materias primas o incluso de ropa confeccionada fuera. China y Portugal siguen siendo los suministradores más importantes de las marcas locales. 

En el primer cuatrimestre de este año las importaciones superaron a las ventas exteriores, con 38,8 millones y 32,8, respectivamente. En los últimos cinco años se describe la misma situación: en el 2021 se exportaron 82,9 millones, pero se importaron 89,5. 

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