Empezaron con cinco colmenas en 2006, pero en breve pasaron a 160 y, actualmente, están en "600 colmeas, o que nos permite vivir delo"
Xulio Vizcaya Somoza, de 36 años y natural de Viana do Bolo, estuvo durante tres trabajando "en una empresa de telecomunicaciones de Vigo", según explica, antes de lanzarse, junto con su mujer Esther Veiga, a la aventura de la apicultura. La principal razón de este cambio fue "que nós preferíamos vivir en Viana e unha das opcións que viamos posible era a das abellas", también buscaban mayor "calidade de vida e máis tempo libre, aInda que o final non tes tanto". Y un último apunte: "Non vivir baixo as pautas dun sistema de xerarquías".
Empezaron con cinco colmenas en 2006, pero en breve pasaron a 160 y, actualmente, están en "600 colmeas, o que nos permite vivir delo".
No es el único caso de jóvenes que apuestan por la apicultura; de hecho, Vizcaya no duda en señalar que "nos últimos cinco anos se triplicou o número de apicultores".
José Ángel Prieto, de 30 años y natural de Bustelo (Vilardevós), lleva un año y medio a cargo de una explotación ganadera, después de haber pasado seis años trabajando en un taller de aluminio en Vilardevós. La producción "es a medias con mi madre, que le faltan un par de años para la jubilación", y cuenta con cerca de 60 vacas autóctonas de raza vianesa.
No empezó de cero, sin embargo, "porque yo nací en esto y llevo casi toda la vida ayudando a mis padres en el campo", aunque no fue hasta hace unos meses que se decidió a apostar por el campo para labrarse un futuro. "En el taller tenía un horario y había que cumplir lo que te ordenaran, mientras que aquí soy yo mi jefe y me organizo las tareas y los tiempos; aunque trabaje más, me ofrece más satisfacciones", explica.
