Las nuevas restricciones vigentes desde hace un par de días han terminado de hundir al sector de los hoteles. "Ya no hay turismo, con el cierre de los concellos... y ahora también nos quitan la cafetería", lamenta Luis Conde, gerente del hotel Rotonda.
El desánimo que transmite el hotelero es compartido por sus compañeros de gremio, de capa caída. Sin Entroido ni turismo termal, el único recurso que les queda a estos alojamientos son los trabajadores que necesitan cama en la ciudad de lunes a viernes. "Los fines de semana estamos a cero", apunta Conde.
En el caso del Rotonda, cercano a la estación, son los obreros de la intermodal, y en el hotel Alda, los viajeros y los que acuden a los juzgados. "El fin de semana pinta bastante mal, pero hay que muchas plazas se llenan el mismo día", apunta Raquel Silva, responsable de prensa de Alda.
Los albergues
Los hoteles y los hostales tienen clara la normativa que rige, pero eso no es así en el caso de los albergues de peregrinos, que se encuentran en la encrucijada. Aunque la Xunta dice que "o peche dos albergues turísticos xa vén recollido na orde publicada no Diario Oficial de Galicia", ayer los albergues de Laza y Xunqueira de Ambía, por ejemplo, mantenían el servicio, sin tener constancia.
"Si no se pueden cruzar concellos, no se podrá hacer el camino, ¿no?", decían en Laza. En Xunqueira, la Guardia Civil les informaba de que no pueden acoger a nadie. Desde el albergue de Cea, Orlando Torres se muestra pragmático: "En todo enero pasaron dos peregrinos... lo tenemos cerrado y, si viene alguien, me llama y le abro; ¡no le voy a dejar dormir en la calle!".
