Cultura

El tren de la Vía Láctea hace parada en Ourense

Una de las ilustraciones de Miguel Robledo para el libro Unha noite no tren da Vía Láctea.
photo_camera Una de las ilustraciones de Miguel Robledo para el libro "Unha noite no tren da Vía Láctea".

Miguel Robledo ilustra una colección de relatos de Kenji Miyazawa, bautizado como el Saint-Exupéry japonés e inspiración del Studio Ghibli

Al final de “El viaje de Chihiro”, la protagonista recorre en un tren solitario la superficie del océano infinito. La imagen, una de las más recordadas de la obra maestra del Studio Ghibli, bebe del relato “El tren nocturno de la Vía Láctea”, un clásico de la literatura japonesa que Kenji Miyazawa publicó en 1934. Hoy, este convoy que surca las estrellas hace parada en Ourense de la mano de una cuidada edición de Aira, con ilustraciones de Miguel Robledo y traducción del carballiñés Gabriel Álvarez.

“Unha noite no tren da Vía Láctea” recoge siete de los relatos de Miyazawa, a quien muchos comparan con Antoine de Saint-Exupéry. Como el autor de “El Principito”, el japonés combina profundidad con ligereza, y sencillez con imaginación desbordante. “Tiven un pouco de vertixe ao achegarme á obra, porque é un libro moi influente na cultura xaponesa”, confiesa Robledo, reconocido fan del Studio Ghibli.

A pesar del vértigo, las ideas visuales que genera Miyazawa espoleaban la imaginación del ilustrador ourensano: un gigantesco escorpión en llamas, un arquero contra el crepúsculo, un vagón iluminado atravesando un desierto de estrellas… “O editor dicíame que estaba a facer demasiadas ilustracións -apunta Robledo-, pero o libro está cheo de imaxes espectaculares, e todas merecían ser incluídas!”.

El relato que da nombre al libro narra el viaje onírico de dos niños, Giovanni y Campanella, a bordo de un tren galáctico que surca la Vía Láctea. Su viaje en busca de la felicidad estará jalonado con una mezcla de fantasía vibrante, el poso de las experiencias vitales del autor y un torrente de simbología con regusto religioso. 

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Una ilustración de Miguel Robledo para "Unha noite no tren da Vía Láctea"

Los colores vibrantes y las figuras estilizadas que caracterizan el estilo de Robledo se entrelazan con este y el resto de temas de las historias del escritor nipón, que van de una oficina ocupada por gatos burócratas hasta la educación de incógnito del dios del viento. “O feito de que sexan relatos independentes permitíame ir cambiando de rexistro”, destaca el dibujante. Robledo concibió su aportación a la obra como un todo, incluyendo constantes rimas visuales entre los cuentos y tejiendo una narrativa entre dibujos heredada del cómic.

Clásicos ilustrados

La edición de Aira de “Unha noite no tren…” se trata de la primera traducción al gallego de estos cuentos, y forma parte de la colección de clásicos ilustrados en esta lengua que la editorial arrancó con “Vidas imaxinarias”, de Marcel Schwob. Aquel libro contó con una veintena larga de ilustradores -desde primeras espadas nacionales como David Rubín o Javier Olivares a talentos locales emergentes como Meli Molita o Simón Blanco-, y fue el preludio al segundo de la colección. Este fue “Frankenstein”, ilustrado en su totalidad por Robledo.

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Una de las ilustraciones de Miguel Robledo para "Frankenstein"

“Como ilustrador son bastante inconstante”, apunta el ourensano, y confiesa que necesita ir cambiando su estilo año tras año para mantener la motivación. En el caso de “Frankenstein”, él lo leyó “coa sensación de estar lendo un cómic de superheroes, coa súa capa, a súa axilidade, o feito de que o monstro corre polas paredes…”. Mirando hacia adelante, le esperan nuevos proyectos: tanto con Aira -habrá nuevo clásico ilustrado de un nuevo continente, aunque no desvela cuál será el libro escogido- como más allá.

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