El triple crimen de Burgos, sin un autor claro 17 años después

El nuevo registro en las propiedades de Ángel Ruíz comenzó ayer (SANTI OTERO / EFE).
photo_camera El nuevo registro en las propiedades de Ángel Ruíz comenzó ayer (SANTI OTERO / EFE).
Familiares de las víctimas, escépticos ante el registro de una casa de Ángel Ruíz en La Parte de Bureba

El macabro crimen con 100 puñaladas de por medio que le costó la vida el  7 de junio de 2004 a la verinense Julia dos Ramos, su marido, Salvador Barrio, y al hijo pequeño del matrimonio, Álvaro, en su vivienda de  la calle Jesús María Ordoño de Burgos, continúa sin pruebas o indicios sólidos para llevar a juicio a  Ángel Ruíz Pérez “Angelillo”, un vecino de La Parte de Bureba, en prisión por el asesinato de una mujer en 2011, que no tenía una buena relación con Salvador. Pero la Policía Nacional ha decidido dar un impulso a la investigación antes de que acabe este año con nuevos registros en las propiedades del sospechoso, que actualmente cumple una pena de 18 años de cárcel por matar a Rosalía Martínez, a la que atropelló adrede. Ya se había hecho en 2017 e incluso le tomaron declaración como investigado, pero desde entonces el juzgado de instrucción no movió ficha para sentarlo en el banquillo como acusado del triple crimen.

Las pintadas llamando “cabrón e hijo de puta” en la tumba de Salvador, su mala relación con él por temas de lindes, los antecedentes violentos del sospechoso, que tenía en su poder la llave del despacho de pedáneo de Salvador en La Parte de Bureba, un par de zapatillas Dunlop -apareció una huella de un pie entre el 42 y el 45 en el escenario del crimen de unas deportivas de esa marca-  son las pistas que llevaron a los investigadores hasta Ruíz Pérez.

 Los agentes comenzaron ayer los registros en La Parte de Bureba y está previsto que se prolonguen hasta el jueves. Aunque desde entonces las propiedades del sospechoso se han registrado varias veces tanto por parte de la Guardia Civil como de la Policía Nacional, los nuevos avances tecnológicos podrían facilitar ahora el hallazgo de algún indicio, según creen los agentes de la UDEV. Sin embargo, fuentes de la investigación consideran que los trabajos se prevén complicados ya que Ángel Ruíz, que también es sospechoso de la desaparición de Shibil Angelov, un vecino de la localidad próxima de Briviesca, parece “extremadamente cuidadoso”.

El crimen no solo dejó tres víctimas y un sospechoso sino que rompió a una familia en Queirugás (Verín). Cuatro de los siete hermanos de Julia dos Ramos, personados como acusación particular, siguen creyendo que el principal sospechoso debe ser el hijo mayor del matrimonio, que era menor de edad cuando ocurrieron los hechos y estaba interno en un colegio a 85 kilómetros del piso de sus padres. Ahora, ya mayor de edad y residiendo en Burgos para administrar las fincas de sus padres, también está personado. El joven Rodrigo figuró como sospechoso para la Fiscalía de Menores en un primer momento pero se sobreseyó al ser considerados los indicios en su contra como “meras hipótesis y conjeturas”. 

El abogado Adolfo Taboada cree que los nuevos registros que comenzaron ayer no arrojarán luz. “No creo que se vaya a encontrar nada teniendo en cuenta que ya hubo registros en 2017”, asegura.  A su entender, se trata de endosar tres asesinatos “a un desgraciado”. La familia asegura que desconoce en qué punto está la investigación porque “vuelve a estar secreta y la policía nunca nos ha dicho nada”. Para Taboada, “este es el secreto de sumario más largo de España del que tengo constancia, unido a la falta de noticias para la familia”.

 El letrado considera que en estos momentos hay indicios tan sólidos o más contra Rodrigo, que no figura como investigado. Entre ellos, destaca que nunca ofreció una explicación convincente de cómo llegó a su poder el anillo de su primera comunión que su madre llevaba en una cadena al cuello; las dos copias de las llaves del coche de su padre o qué significado tenían los macabros dibujos -cuerpos decapitados- en el cuaderno de francés con frases del tipo “te quiero matar”.

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