“Trump é máis de Coca-Cola”

Si la Ribeira Sacra, firme candidata a ser declarada Patrimonio de la Humanidad, proyecta una imagen única y mágica es gracias a la monumentalidad paisajística de las laderas encañonadas sobre el Sil y el Miño, pero también al aprovechamiento vitivinícola de los bancales que se han consolidado como una particularidad más del terreno. Los bancales siempre han estado ahí, al menos desde que los monjes -s.VIII- comenzaron a vinificar entre nosotros, pero muchos de esos espacios hoy tan admirados, quedaron en abandono a mediados del pasado siglo hasta que un grupo de entusiastas los impulsaron nuevamente, poniendo los pilares de una viticultura moderna y dignificando el producto; al tiempo se creó la denominación de origen Ribeira Sacra. Cotos de caza La finca "Peza do Rei" es una especie de anfiteatro lleno de vides protegido del norte. En lo alto se divisa Castro Caldelas, enfrente Sanpaio, con su sempiterno monasterio en ruinas; a la derecha, Santa Tecla, Lumeares y A Teixeira, al fondo de la ladera, el río Edo, afluente del Sil. César Enríquez era un chaval cuando se propuso recuperar viñedos en una finca comprada por su padre con el propósito de hacer de ella un coto de caza, pero los hermosos y seculares bancales, aunque semiocultos por la maleza, estaban ahí y él llevaba el gusanillo del vino ya metido. Mediados de los 80, César que trabajaba en la Escuela de Capacitación Agraria, seguía las vicisitudes de una denominación -Ribeiro- en vías de modernizarse. “Esto comezou con Mañás, Anguiano, Posada, xente que empezaron a decir que había que facer viños de calidade, a mensaxe de dignificar o noso producto foi callando”. Arrimados al grupo de sabios estaba otro de jóvenes como Xosé Carballido, Emilio Rojo, Luis Anxo Rodríguez o César Enríquez. El confinamiento ha paralizado un país, e hibernado su economía, pero la naturaleza sigue su curso. “Se deixaramos de coidar as viñas iríase todo ao carallo, nestes dous meses tivemos que rematar de podar, darlle un tratamento de inverno, un par máis contra os fungos, mildiu, oidio, black-rot”. El cambio climático es notorio en la viticultura, el aumento de las temperaturas adelanta la época de vendimias y mejora la maduración, pero -según César- proliferan hongos, que antes si existían quedaban latentes. Lo mismo que las tormentas, y ventiscas. Algunas de las vides presentan ramas rotas. Si la naturaleza no se frena con el covid-19, al menos en cuanto a los cuidados de la vid, sí ha frenado las ventas de la cosecha anterior. Con gran parte de la producción orientada a la hostelería y esta cerrada desde el inicio, la imagen de la bodega llena de cajas apiladas para la venta de estos dos meses es una imagen sumamente gráfica. “O que se deixou de vender estes meses xa está perdido, é imposible recuperalo; este parón vainos repercutir moito, imos ter que pedir algunhas axudas”. César es consciente de que nos vamos a tener que acostumbrar a convivir con un virus que ha cambiado nuestra manera de relacionarnos. En la primera cosecha -años 90-91- César embotelló 2.000 botellas, en la última cosecha la producción ha sido de 75.000. Ya antes de la llegada del covid, dos de sus mercados internacionales, el inglés y el americano, se vieron afectados por el Brexit y por los aranceles a la exportación impuestos por el gobierno Trump. “Se alguén quere este producto singular que o pague”, dice, consciente de la ardua labor y tiempo que ha costado dignificar estos vinos”. En estos años en la denominación se han implantado grandes bodegas, que cohabitan con las pequeñas y los “colleiteiros”. Algo positivo, “gústame que o fagamos todos ben, é bo para todos”. Uno de los momentos de gloria en su trayectoria como viticultor fue cuando el anterior presidente norteamericano Barack Obama seleccionó durante 3 años consecutivos su tinto "Peza do Rei" para la gala del “Congressional Hispanic Caucus”. “En xeral houbo un antes e un despois para toda a Ribeira Sacra que un lider mundial se fixara nun viño dunha adega pequena como a nosa, non exento de calidade”. ¿E Trump? “Trump non bebe viño, é máis de Coca-Cola”. Con Trump cerrando mercados, el Brexit, el covid; ahora -dice- toca abrir otros mercados. Habrá momentos para brindis, seguro.