Armando Alvarez, afilador durante más de 50 años en Madrid, será el pregonero de las fiestas del Corpus. Llegará a la Plaza Mayor empujando una rueda y reivindicando un oficio que identifica a los afiladores con Ourense.

El último viaje de Armando el afilador

Armando Alvarez no ha perdido la práctica en el afilado de los cuchillos.  (Foto: BAFYPRESS)
Armando Alvarez salió de San Xurxo a los 18 años de edad para aprender el oficio de afilador. No era el primero que lo hacía en su pueblo, ni tampoco sería el último. Miles de ourensanos se habían ido antes que él a todos los rincones de España, algunos, incluso, habían cruzado el Atlántico sin más equipaje que su rueda y el garabito para avisar de su llegada a pueblos y ciudades.
Armando se enfundó ayer de nuevo el guardapolvos e hizo girar la rueda una vez más en el mismo lugar donde estuvo trabajando las últimas cinco décadas: el mercado madrileño de Chamberí. Esta vez no cobraba, era sólo un actor dentro del documental que dirige el ourensano Aitor Rei que lleva seis meses trabajando en un proyecto para recuperar la memoria de un oficio al borde la extinción.

El sonido inconfundible de su chiflo reunió en seguida a curiosos para presenciar un espectáculo que muchos no habían visto en su vida, porque la rueda era de las de antes, de madera de nogal, de las que hay que tirar de ella para recorrer los caminos. Una tarazana cedida por Florencio de Arboiro, también presente en el rodaje, de su colección particular.

El viaje de Armando comenzó el pasado sábado en Ourense y desde entonces ha recorrido Palencia, Burgos, Valladolid y Madrid, con el objetivo de recordar las vivencias de una estirpe de la que cada vez quedan menos testimonios. Armando reconocía haber sentido cierta nostalgia en los lugares que había visitado, pero era más por los años de juventud que por las vivencias pasadas. Recuerda que fueron años muy duros, en una España de postguerra con mucha miseria y mucha hambre. Pese a todo reconoce que le fue bien y que se pudo permitir algunos lujos como comprarse una moto en el año 1958 por 23.000 pesetas, todo un lujo para la época.

Armando acabó instalándose en un local junto al mercado de abastos y allí mantuvo su negocio hasta el año 2005 en el que se jubiló. El local lo tiene ahora alquilado a una firma de peletería.

Quien también se ha acercado hasta el rodaje es Pilar Burgarz, una de las pocas mujeres afiladoras que existen. Lo ha hecho en deferencia a su maestro, Armando, la única persona que quiso enseñarle el oficio 'Muchos me veían como competencia, nadie quería ayudarme', explica ella. Armando le enseñó todo l o que sabe y desde entonces lleva ocho años haciendo el camino entre Guadalajara y Madrid todas las semanas. Lo hace en una furgoneta y reconoce que lo que más le llamaba la atención de este oficio era su independencia.

El lunes acabará el viaje de Armando, será en la Plaza Mayor de Ourense, a donde entrará con su rueda para pronunciar el pregón de las fiestas. Aitor Rei le acompañará para filmar la llegada, pero su trabajo continuará durante los próximos meses . 'Nos quedan muchas entrevistas, tenemos que seguir investigando y recogiendo testimonios. Merece la pena', concluye el director del documental.

Te puede interesar