Reportaje

Un gimnasio en el Peña Rey

Operarios trabajan ayer en el frontal del edificio Peña Rey, situado en la calle Bedoya. (Foto: José Paz)
photo_camera Operarios trabajan ayer en el frontal del edificio Peña Rey, situado en la calle Bedoya. (Foto: José Paz)
El viejo sanatorio maternal situado en la calle Bedoya pasará a ser un centro deportivo de alto nivel. Se escríbe así el epílogo de un edificio con mucha historia, en el que han nacido varias generaciones de ourensanos.

El que durante más de cincuenta años fue sanatorio maternal, en el que nacieron varias generaciones de ourensanos, pasará a ser  un gimnasio de alto nivel. El edificio del Sanatorio Peña Rey, situado en un lateral del Parque de San Lázaro, en la calle Bedoya, fue construido durante la Guerra Civil por el doctor  del mismo nombre. 

En esos años aparecían en La Región, dictadas por los jefes falangistas locales, notas informativas criticando que mientras el paro obrero aumentaba en la ciudad, había propietarios de solares que no construían para crear trabajo. La casualidad era que esos propietarios solían ser poco fieles al Movimiento. La presión oficial debió de ser de tal calibre que el doctor Peña Rey, santiagués de origen, residente en Ourense desde los primeros años del siglo y presidente del Partido Galleguista provincial,  decidió construir un edificio de dos plantas en el que vivir con su familia, destinando la planta baja a sanatorio ginecológico. Encargó el proyecto al arquitecto Alex Reilen –más tarde autor de la Torre– aunque la fachada, hoy catalogada por Patrimonio, fue obra del santiagués Gómez Román,presidente a su vez del Partido Galleguista. La decisión del doctor sería muy alabada en el periódico por los mismos que lo criticaban  

Durante varios años, Peña Rey ejerció en su sanatorio, en el que posteriormente lo haría su yerno,Miguel Echegoyen, y más tarde su hijo Manolo Peña Rey.  Cerrado  hace ya varios años , el sanatorio acaba de ser adquirido para destinarlo a un centro deportivo. El edificio cuenta con un pequeño jardín, en el que Peña Rey plantó unas camelias, un tejo, un castaño, un naranjo, un tilo y un ciruelo, la mayoría traídos por él del jardín del Pazo de Otero Pedrayo, en Trasalba. Todos ellos acaban de ser talados por  los nuevos propietarios, que se proponen planear un nuevo jardín.

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