Los usuarios tendrán menos billetes de tren y serán más costosos

La saturación vivida en los meses de julio y agosto en la línea gallega de alta velocidad irá a más, a partir de mañana, cuando se estrene el servicio directo hasta Alicante, que lejos de aportar un nuevo tren, ha generado más demanda sin incrementar la oferta, puesto que el AVE que conectará Ourense con la ciudad levantina en cinco horas menos cuatro minutos sustituye al AVE vespertino que unía Ourense y Madrid a la misma hora: las 16:25. Este nuevo segmento de demanda no es el único que se añade en septiembre a la línea que conecta Galicia y Madrid. Los bonos AVE subvencionados que permitirán hacer recorridos de menos de cien minutos a precios de media distancia añadirán nuevos usuarios a un cuadro horario que ya parte con un índice de ocupación que bordea el límite de su capacidad. Esto se traduce, por una parte, en más días con trenes completos, incluso fuera de los períodos punta. Por otra, en un incremento del precio del billete, ya que el sistema de tarifas que Renfe aplica a sus líneas de alta velocidad sigue un método dinámico que se incrementa en función del horario y la demanda de billetes. Eso explica, por ejemplo, que comprar un billete para hoy, lunes, fuese un cincuenta por ciento más caro en el Alvia Vigo-Madrid que sale de Ourense a las 7:18 horas y tarda tres horas y dos minutos en llegar a Chamartín desde A Ponte, que el AVE de las 6:30 que invierte solo dos horas y cuarto. Eso sucedía el viernes. Pero el domingo ya no había billetes para ese Alvia ni para ninguno de los trenes siguientes de la mañana y mediodía, y el precio del AVE de primera hora se había disparado hasta los 129,95 euros. La movilidad que se pretende con los nuevos servicios (el AVE a Alicante y los trayectos bonificados de menos de cien minutos) si se logra será a expensas de los usuarios del tren a Madrid, que verán cómo, a medida que avanza el otoño, tendrán más dificultades de conseguir un billete y cuando lo logren será más caro. Esta situación puede volverse en contra, si terminan descartando el tren, como hicieron en 2019 cuando cayo el número de viajeros como consecuencia de los traslados de parte del recorrido en autobús durante las obras entre Taboadela Ourense.