La UVigo, una víctima más del caos del urbanismo ourensano

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La ausencia del PXOM se cronifica, condiciona obras estratégicas y espanta inversiones clave

Con un nuevo mandato enfilando ya su recta final  y a pocos meses de que las calculadoras electorales empiecen a echar humo y condicionar el día a día de los grupos políticos -algo que siempre afecta a la estrategia en el Concello-, el rector de la Universidad de Vigo, Manuel Reigosa, lanzaba esta semana una advertencia sobre los problemas que tiene la institución para que el Campus ourensano crezca y se adapte a las necesidades de sus nuevas titulaciones y de aquellas que captará.

Para ello, precisa nuevas sedes que, a día de hoy, requeriría modificar el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) de 1986, el que está en vigor desde hace años al anularse el aprobado en 2003 y, posteriormente, la ordenación provisional que pretendía salvar una treintena de proyectos considerados de primera necesidad. Ese caos urbanístico que reina desde hace tiempo y al que no se atisba una rápida solución, no tiene a la Universidad de Vigo como única víctima, sino que es solo una más de las muchas que están condicionando el presente y futuro de Ourense.

El termalismo y su desarrollo es un ejemplo perfecto del desaguisado provocado por las sucesivas anulaciones judiciales de los planeamientos. Ni As Burgas ni las orillas del Miño han conseguido ser lo que los papeles diseñaron en su momento, con complejos hoteleros y equipamientos de ocio dinamizando esas zonas, que se convertirían en claros estímulos para la economía de la ciudad.

Proyectos comerciales

Tampoco los proyectos comerciales han encontrado su hueco, siendo empujados a buscarse la vida fuera. El Corte Inglés ya tiró la toalla hace tiempo por la imposibilidad de encontrar salida en el laberinto urbanístico en el que estaba metido y no llevó adelante nada de lo contemplado en la Finca Santa Mariña. Mientras, Eroski mantiene todavía su intención de ubicarse en A Farixa pese a las dificultades que ha encontrado. Mantiene abiertas vías como una ordenación provisional o un plan adaptado al PXOM de 1986, pero nada parece sencillo.

Asimismo, las maniobras de administraciones públicas para mejorar servicios también se han topado con el caos urbanístico. La Confederación Hidrográfica Miño Sil, por ejemplo, lleva años buscando una parcela para unificar su sede tras frustrarse su mudanza a O Couto. La Xunta también ha dilatado sus planes de mudarse a un complejo único en As Lagoas por las dificultades que se le planteaban con el actual planeamiento.

La ausencia de un PXOM acorde a los tiempos supone también un riesgo para particulares. En los últimos años, hasta cinco edificios y 150 familias se han visto amenazados por expedientes de derribo de esos inmuebles. Un nuevo planeamiento sería una vía para legalizarlos.

Instrumentos

En algunos casos, recurrir a mecanismos excepcionales ha sido la única vía para encajar infraestructuras necesarias que, al no haber un PXOM actualizado, no tenían encaje. Es el caso, por ejemplo, de la estación intermodal, tramitada a través de la ley exprés autonómica pensada para llevar adelante obras estratégicas que tengan un interés general. La ampliación y mejora del CHUO no ha escapado tampoco a trabas urbanísticas.

Este instrumento legislativo impulsado por la Xunta fue también puesto sobre la mesa por el Concello, por ejemplo, para desbloquear otro asunto espinoso como la futura residencia de mayores en O Pino, que finalmente se tramitó por otra vía pero que es otra muestra más de lo complejo que es, desde hace demasiado tiempo, el urbanismo en la tercera ciudad de Galicia.

La tramitación del nuevo plan espera por más informes

Con el PXOM en tramitación aprobado provisionalmente en vísperas de las elecciones de 2019 por el PP en solitario, el arranque del actual mandato y la conformación de un gobierno con mayoría absoluta auguraban que en estos cuatro años, esos 14 votos en el pleno podían servir para desatascar de una vez por todas la situación.

Sin embargo, la realidad ha sido muy diferente y la tramitación del planeamiento ha sido en todo momento un elemento de enredo en la relación entre PP y Democracia Ourensana, con el alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, planteando la incorporación al documento de hasta ocho modificaciones en ámbitos como el de las torres proyectadas en el Miño, en A Chavasqueira para un parque acuático o en A Ponte para un macroparque.

“Cuatro de los cambios que quiere Jácome para el PXOM son muy peligrosos”, llegó a decir la edil de Urbanismo (PP), Sonia Ogando, sobre las intenciones del regidor, que ya han sido informadas por el equipo redactor y que deben pasar el filtro ahora de los técnicos municipales. Solo así se podrá conocer la propuesta que el gobierno bipartito planteará para buscar su aprobación, algo para lo que es imprecindible el apoyo de alguna fuerza de la oposición. Los antecedentes no invitan al optimismo.

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