El fiscal rebajó a la mitad la petición y la defensa justificó la conducta lesiva en el miedo a la víctima

Un vecino de Cartelle herido con una azada reclama 15 años de cárcel para un matrimonio

Los acusados conversan con su letrado (izquierda) antes del comienzo del juicio. (Foto: Miguel Angel)
La intencionalidad de Orlanda Justo y su marido para matar a un vecino de Couxil (Cartelle) con el que se llevaban mal por lindes de fincas o por contra su mera intención de defenderse será lo que determine la Audiencia en próximos días.
Tentativa de asesinato, homicidio o absolución por legítima defensa. Estas son las opciones que deberá contemplar la Audiencia en el juicio que a lo largo de dos días sentó en el banquillo a Orlanda Justo Pereiro y a su esposo Manuel Pérez Albite, ambos vecinos de Couxil (Cartelle), por la brutal agresión que sufrió Manuel Pérez Rodríguez en junio de 2005.

El fiscal cree que ambos son responsables de un delito de tentativa de homicidio por los que reclama siete y seis años de prisión para la mujer y su marido, respectivamente. Aprecia dolo eventual (intencionalidad de causar la muerte) en tanto que acusados y víctima se encararon cuando los dos primeros iban a denunciar una pelea previa (media hora antes Orlanda Justo fue abofeteada por Manuel Rodríguez).

La acusación pública justifica la intencionalidad homicida por la azada empleada en la agresión por Orlanda (instrumento peligroso), la parte lesionada (cabeza) y la gravedad de las heridas, potencialmente letales. La acusación particular, por contra, considera que a la hora de reconstruir el puzzle de los hechos queda patente que existió dolor directo con el propósito de asesinar a Manuel Pérez Rodríguez. Según aseguró, la intención de matar queda patente en las relaciones previas de las partes litigantes ‘que siempre resolvían sus problemas con violencia’. En el juicio quedó acreditado que el día de los hechos y anteriormente ya habían peleado. La acusación tiene claro que ambos cónyuges fueron al encuentro de la víctima para acabar con su vida. Entiende que cabe hablar de asesinato porque aprecia la alevosía: ‘Los acusados actuaron por sorpresa cuando estaba de espaldas a ellos clavando una columna de un portalón’, explicó. También incluye el ensañamiento porque hubo un segundo golpe en la cabeza cuando la víctima ya estaba indefensa. Habló de autoría conjunta porque el esposo ‘sabía lo que iba a hacer ella y hubo un previo acuerdo’. En cuanto a la elevada pena (15 años), la justificó en que sólo circunstancias ajenas a los inculpados evitaron un trágico desenlace (presencia de vecinos merodeando por el lugar).

‘Una persona violenta’

La defensa aprovechó para definir a la víctima como una persona ‘violenta’ aludiendo a testimonios de los vecinos y recordando a la sala que por ahora ‘ha sido el único condenado en base a su agresividad’ (la primera pelea de esa mañana). Cuestionó las distintas versiones del lesionado en la instrucción en tanto que la primera vez que acudió a testificar no se acordaba de nada.

Orlanda Justo se defendió de una persona que le infundía temor y que se disponía a atacarla con una maza, expuso a la sala.

La prueba pericial contó con una intervención sorprendente, por inesperada, cuando uno de los forenses propuesto por el fiscal se desdijo de sus conclusiones iniciales -que la víctima padecía un trastorno moderado de la personalidad como secuela-. Rectificó y habló de trastorno leve porque entiende que pudo haber simulación. Ello en base a que se enteró que la víctima era capaz de conducir.

No obstante un forense propuesto por la acusación pública expuso un minucioso informe en el que, entre otras cuestiones, adujo, que pese al deterioro cognitivo, sí era posible conducir siguiendo un único trayecto (a modo de rutina). Una compañera psiquiatra alegó que en todo caso la víctima ‘simula que está mejor de lo que está’.



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