Un vecino de Ourense degolló a su padre y otro mató a martillazos a la abuela que lo crió

El parricida de Ribadavia, tras su detención. (ARCHIVO)
photo_camera El parricida de Ribadavia, tras su detención. (ARCHIVO)

La cara más cruenta de la violencia familiar tiene ejemplos en Ribadavia y la ciudad de Ourense. En Taboadela, hubo un hijo investigado por la muerte del padre y la madre pero se sobreseyó el caso

Pese a que los casos más graves de violencia familiar, aquellos que atentan contra la vida, no son frecuentes en Ourense, en los últimos 15 años se contabilizaron dos crímenes que llegaron a juicio. En ambos, la drogadicción del culpable fue un denominador común. Hay un tercero, el asesinato de un matrimonio en Taboadela en abril de 2009, en el que el hijo figuró como investigado, pero finalmente se sobreseyó por falta de pruebas, pese a que el fiscal pretendía llevarlo a juicio. En este caso, no había toxicomanía de por medio. Según la acusación pública, solo maldad.

En 2010, la Audiencia de Ourense, a tenor del veredicto del jurado, condenó a Luis G.G. a 20 años de cárcel por un asesinato y robo con violencia en el seno familiar. Este vecino de Ribadavia, el 7 de junio de 2008, degolló a su padre de 77 años, quien estaba gravemente enfermo, con un cuchillo de cocina para apoderarse del dinero de la caja fuerte. En la condena, le fue reconocida la atenuante de drogadicción: el consumo crónico de cocaína y heroína le disminuyeron solo levemente sus facultades, como señaló un informe forense. Luis, que ingresó por una sobredosis horas después del parricidio, manifestó en el juicio que la droga lo alteraba: “Me sacaba fuera de mí”.

Poco después, en 2015, la Audiencia de Ourense condenó a 19 años a José Luis P.R. (tenía 31 años) por el homicidio y robo a su abuela (77 años) que lo adoptó tras la muerte de la progenitora. Sucedió en la tarde noche del 6 de agosto de 2012 cuando el acusado, en la vivienda en la que convivía con su madre legal en la céntrica calle Concejo de Ourense, y con ánimo de hacerse con dinero para comprar droga, procedió a matarla. Apretó el cuello de la mujer con un cable y la golpeó de forma reiterada en la cabeza, hasta en 30 ocasiones, al igual que en otras partes del cuerpo, ayudándose con un martillo. Como consecuencia de tan brutal agresión, le produjo a esta mujer fracturas costales, derechas e izquierdas, con contusión pulmonar izquierda, traumatismo craneoencefálico severo y asfixia.

En la habitación de la víctima fue hallada una nota manuscrita en la que se decía: “Cosas que me has cogido Luis”; ‘Descontar del reparto de dinero si queda algo para heredar”.

La violencia familiar no solo tiene a los padres como víctimas. Manuel S.H., de 68 años, acaba de ser condenado por el Penal 2 a un año de cárcel por maltratar a su hermana.  En enero de 2021, en dos ocasiones, acudió a casa de su hermana en Cortegada pese a que no podía aproximarse por una orden judicial previa. La primera vez, anunció que pensaba quemarla con leche caliente y le tiró de los pelos, arrancándole un mechón. En el segundo episodio, entró a la casa cuando ella no estaba y con una botella en la mano amenazó con rompérsela en la cabeza. 

En los casos más graves de adicción a las drogas, tras un consumo de larga evolución, los jueces se inclinan por absoluciones por la aplicación de eximentes completas por anomalía psíquica, pero con internamientos obligatorios en centros específicos para la deshabituación.  Fue el caso de Ignacio A.G., quien llegó a amenazar de muerte a sus padres con un cuchillo en el cuello. 

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