El hotel El Ciervo, en Xares (A Veiga) cerró en 2016. Desde entonces, el único que recorre diariamente sus pasillos es Julián Pena Díaz, nacido en Caracas (Venezuela) y con padres de Lobios. Su solitario residente tiene mucho miedo desde el jueves 23 de febrero. “Temo por mi vida. No tengo cómo defenderme. Ni un tirachinas” afirmó.
En su declaración ante la Guardia Civil explicó que ese día, cuando estaba en el hotel, oyó el sonido de una bocina. Al salir se encontró con una mujer que le dijo que “su coche estaba fallando”, por lo que se dispuso a ayudarla y a revisar el aceite del vehículo. “De repente siento que alguien me está sujetando el brazo derecho por detrás”, para a continuación acabar golpeado. “El agresor y otro hombre del grupo consiguieron estamparme contra el asfalto, procediendo a atarme de manos con una brida manos y pies”, explica.
Julián Pena explicó que el grupo estaba formado por 11 hombres y la mujer y que observó cómo se llevaban “papeles y documentos que sacaron de mi despacho” y vio a uno de ellos manejar su escopeta de tiro al plato e intentar que colocara su “mano derecha sobe las partes metálicas de la báscula y la culata”. Añadió que después, ellos mismos llamaron a la Guardia Civil, cambiando de actitud “ofreciéndome agua y apoyo moral”. Atribuye los hechos que causaron su ingreso en el Hospital de O Barco -con policontusiones en cara, espalda y caderas, además de ataques de ansiedad- a un intento de amedrentarlo para “apropiarse del hotel”.
