Piden soluciones tras la muerte de un miembro del grupo que protagoniza los altercados: "Son enfermos que necesitan ayuda"
La Policía Nacional prosigue la investigación sobre la muerte de José Antonio G.R., de 52 años, que falleció durante la tarde del pasado lunes en el céntrico parque de San Lázaro. Los agentes esperan el resultado de la autopsia, aunque los primeros indicios apuntan a causas naturales.
Mientras, vecinos y comerciantes de la zona no hablan de otra cosa, y se muestran preocupados ante los recurrentes episodios de violencia entre el grupo de personas con problemas de alcoholismo y drogas que cada día se reúne para beber en el espacio más próximo a la calle Curros Enríquez. "Es raro que no pasen cosas más a menudo. Hay peleas cada día: discuten a gritos entre ellos, se empujan, se caen...", aseguran desde un comercio cercano.
Los altercados ocurren a poco más de diez metros de una de las áreas infantiles del espacio. "Nunca vi que se dirigiesen a los niños de forma violenta, pero sí es cierto que mean en los árboles de la zona y tienen actitudes que no son muy correctas para los menores", explica Natalia Vegas, usuaria habitual del parque. "El otro día se cayeron varias latas hacia la parada del autobús, y una de ellas rozó a una señora que estaba sentada", recuerda Vegas.
Los vecinos exigen acción al gobierno municipal para solventar la actual situación: "No es cuestión de moverlos a otro lado con la excusa de que esto es el centro de la ciudad, son personas con problemas, está claro, habrá que buscar un centro o un lugar acorde a sus necesidades". Este mismo grupo solía reunirse en la Alameda do Cruceiro antes de su remodelación integral durante el pasado 2018. "Desde que empezaron a ocupar los bancos de esa zona del parque, casi nadie la utiliza porque no te encuentras cómodo.
La Local viene cuando llamas porque se están peleando, pero claro, dicen que no pueden hacer mucho por evitar el problema...", comenta otra vecina.
Desde los comercios de las galerías de San Lázaro, la percepción del problema es similar: "El Concello tendrá que buscar una solución, son personas enfermas que necesitan ayuda". Cuando llueve, el grupo se mueve a las escaleras de la entrada del espacio comercial para resguardarse. "Estamos hartos de llamar a la Policía Local porque se ponen a beber en la entrada, pero dicen que no los pueden multar porque son insolventes...", comentan desde una de las tiendas de golosinas.
Los comerciantes aseguran que al colocarse frente a sus negocios provocan que los vecinos no pasen: "Hace un tiempo tuvieron un altercado con un chico joven, hasta le sacaron una navaja... Que no pasó nada al final, pero bueno". El gobierno local, por su parte, reconoce que la falta de Policía Local es un "lastre" para atajar este tipo de conflictos. Desde la cafetería Any An también critican la inacción municipal. "Con nuestros clientes no han tenido problemas hasta el momento, pero no es agradable estar ahí mientras se pasan la tarde a gritos y a empujones", explican desde el local.
