La guerra vecinal se instauró hace diez años entre tres familias de Loñoá do Camiño (Pereiro de Aguiar). Desde entonces, se han interpuesto más de una veintena de denuncias, se han visto en los juzgados y los encontronazos son casi diarios. La última discusión, el pasado fin de semana, se saldó con uno de los vecinos, José Luis Argüelles, herido en el CHUO.
"Fuimos a poner una denuncia, estamos muy cansados de esta situación. Es la primera vez que nos agreden", apunta María Albina Cao, pareja de Argüelles. Los problemas empezaron a su llegada al pueblo: su casa comparte espacio con otras dos viviendas. La raíz del problema: la propiedad de una zona de paso.
"Ella -su vecina- dice que no nos deja pasar, que es suya, pero no puede hacer eso, no es suyo ese terreno", explica Cao, que necesita cruzar un pequeño camino para llegar a su huerta. El dueño de la tercera casa –presunto agresor de Argüelles– tampoco colabora. "Entre los dos se han aliado para hacernos la vida imposible. Vivimos rodeados de gritos, insultos diarios, nos han quemado las plantas echando sal...", apunta Cao.
El regidor de Pereiro, Luis Menor, lamenta la situación y asegura que "non podemos facer nada máis". "Intentamos mediar entre uns e outros, eu recibinos, falei con eles, pero é imposible. O resto, tanto o dereito de paso como os conflitos, están xudicializados", asegura Menor.
Un conflicto enquistado: “Nos quieren echar de nuestra casa"
En enero de 2019, La Región se hizo eco del conflicto. El alcalde de entonces, Eliseo Fernández, también daba cuenta de los sucesivos intentos por parte del gobierno municipal de mediar entre las tres familias. "Denúncianse entre eles, eu intento axudar, escoitalos, pero é imposible", señalaba entonces.
Desde 2019, las denuncias y las llamadas a la Guardia Civil han seguido siendo continuadas. "Tiveron unha etapa tranquila neste tempo, pero hai uns meses xa volveron a ter encontronazos e a denunciarse mutuamente", apunta Luis Menor, actual regidor del municipio.
Desde la primera noche
En 2019, María Albina Cao y José Luis Argüelles aseguraban que la guerra había empezado la primera noche que durmieron en su vivienda: "Cuando nos despertamos nos habían cagado en la puerta".
Después llegaron los gritos, los insultos, los desperfectos en plantas y puertas, y los encontronazos en el pueblo. "Nos quieren echar de nuestra casa, pero no lo van a conseguir", aseguraba la pareja el año pasado. Ahora, reconocen: "Es difícil aguantar esto de forma diaria... No es fácil convivir con esta situación. Los jueces nos dicen que por qué nos llevamos mal, y yo lo que digo es que no quiero ni llevarme bien ni mal, no quiero saber nada de ellos".
