“A ver quen vén, hai moito medo"

El 2020 debía ser, a estas alturas, un año de cifras récord para el sector ligado al Camino. El coronavirus arruinó todas las previsiones, y ahora, a pocas semanas de la reactivación, falta optimismo. Los responsables de los albergues, tanto públicos como privados, temen que el año no remonte, a pesar de que la evolución del coronavirus sea favorable en el país. "De momento, tendo en conta como están as cousas, non imos abrir no que queda de 2020. Se os aforos son reducidos, aquí non podo ter a máis de seis persoas, polo que vou perder máis do que gañaría. Ogallá que a situación mellore, de ser así, poderíamos abrir, claro, pero véxoo difícil", apuntan desde O Albergue da Rosario, en Campobecerros, en el municipio de Castrelo do Val. Los recintos privados cuentan, en su mayoría, con pocas habitaciones –suelen ser casas rurales–, por lo que la reducción de aforo será difícil de asumir para muchos. "Aínda non sabemos como vai ser o protocolo, non hai directrices claras", añaden desde el establecimiento hostelero. Para muchos, la reactivación no solucionará la crisis económica, por lo que también reclaman colaboración institucional para hacer frente a las pérdidas de los meses anteriores. "Aínda non sabemos como vai ser o protocolo, non están claras as directrices", explican desde Campobecerros El colectivo de albergues privados de Galicia ya reclamó a la administración autonómica el pasado mes de mayo medidas específicas, y aseguró que "pocos" podrán hacer frente a la adaptación de los establecimientos a las medidas de prevención, por el gasto económico que supone. "Yo tengo que hablar todavía con Turismo para que me explique cómo va a ser la vuelta a la actividad, porque por ahora no nos han dicho nada en claro. En mi caso, tengo claro que no me va a salir rentable, mi negocio es pequeño", apuntan desde otro albergue de la Vía de la Plata en la provincia. "¿Cómo se puede asegurar la distancia de seguridad si tienes literas? La gente viene de otros países, de dormir en lugares distintos... No sé, yo lo veo difícil, la verdad, sobre todo teniendo en cuenta como estamos", añaden. Apertura próxima Orlando Torres, responsable del albergue público de Cea, cree que todavía es pronto para recibir peregrinos. "A ver quen vén, hai moito medo aínda entre a xente. Como imos facer para que non se xunten? Se comparten habitación, duchas...", plantea. Hoy, los obreros comenzarán a trabajar en las instalaciones para subsanar humedades del tejado y llevar a cabo varios arreglos de tipo eléctrico. "Non creo que as obras estén rematadas para o 1 de xullo, así que supoño que abrirei máis tarde. Non sei, non lle vexo moito sentido a apurar", explica Torres. En la ciudad, el albergue municipal da cobijo, desde el inicio del estado de alarma, a personas sin hogar, para reforzar el servicio del Fogar do Transeúnte. Ahora, el número de usuarios es reducido, lo que facilita la desescalada. "Durante esta semana estuvimos pendientes de cómo evolucionaba la situación. El número de usuarios ha bajado ya notablemente, aunque entró alguno nuevo que venía de otras ciudades gallegas, pero tenemos ya solo 20, por lo que es posible atenderlos en el Fogar do Transeúnte y dejar el albergue para los peregrinos", apunta Eugenia Díaz Abella, concejala de Asuntos Sociales. Durante estos meses, también se habilitó el albergue de San Francisco y el polideportivo de Oira para los casos positivos entre los usuarios.