Veto al talento ourensano

A Paula Leyes Carreño, con raíces ourensanas y afincada en Barcelona, se la rifaban 14 universidades de Estados Unidos hace apenas unos meses. La joven de 18 años, que habla cinco idiomas y empezó a prepararse a los 16 para las pruebas de acceso a las instituciones académicas más prestigiosas del mundo, eligió Harvard. Culminó su primer semestre en una experiencia que tilda de "impresionante, he aprendido una barbaridad". Ahora, el país que demandó su talento puede perderla por una normativa de última hora: el gobierno estadounidense dicta que los estudiantes extranjeros con visado cuyas clases sean online el curso que viene, deberán abandonar Estados Unidos o buscar una clase que sea presencial. Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) han presentado una demanda conjunta contra el Gobierno de Trump para impedir que entre en vigor esta decisión. Diversas universidades anunciaron que las clases de cara el curso que viene serían online por el riesgo de la pandemia. Paula Leyes Carreño rozó la excelencia académica al obtener un 13,78 sobre 14 en la prueba de Selectividad, la tercera nota más alta de Cataluña el pasado curso. A la élite académica se llega con el esfuerzo de quien se prepara desde hace años para un sueño al que no piensa renunciar. "Harvard anunció que el primer semestre, al menos, será online. Pero al día siguiente salió esta política de Trump. La opción que tengo ahora es tomarme un 'Leave of absence' (excedencia), que puede ser hasta un año de tiempo libre de la universidad para aprender idiomas o adquirir experiencia laboral. Luego vuelves y continúas donde lo dejaste. Me estoy inclinando por esa opción, la única otra posible sería continuar online desde España. Me sabe muy mal, los internacionales aportamos mucho al país, tanto en dinero como en diversidad. Esto nos duele mucho a todos". Leyes estaba a punto de decidir a dónde inclinar su futuro–el primer año cursa asignaturas de diversas ramas–: "Iba a escoger matemáticas e informática. Estaba contentísima. Es triste que ahora tenga que ser online o esperar un año a continuar mi formación". La denuncia de Harvard a la normativa estadounidense le da esperanzas: "Nos han dicho desde la universidad que la situación cambia de un día para otro, nos han dejado muy claro que los internacionales somos muy importantes para ellos y que harán lo que esté en sus manos". Deportistas en el limbo A Carlos Rodríguez Álvarez (Ourense, 2001) lo ficharon cuando terminaba Bachillerato hace un año. Estudia en la California State University con una beca deportiva: es tenista desde que a los seis años fue con su padre al Bamio y vio a unos chicos jugando. En su caso, la normativa de inmigración le genera más dudas. "A principios de mayo nos avisaron de que las clases iban a ser online. Lo de volver allí es otro cantar, porque al tener clases online iría solo a competir. La semana pasada me llamó mi entrenador y me dijo que aún no sabían nada, pero hace dos días nos llegó el comunicado del gobierno de que no podríamos entrar. Habla de estudiantes en general pero no habla de atletas. Es una incertidumbre, no tengo claro si voy a ir ni cuando", explica el joven. Este curso, el segundo de la universidad, iba a decantarse por la carrera de 'Bussiness': "Es como una mezcla de aquí ADE, Economía y Finanzas". En caso de que la normativa le impida regresar a Estados Unidos, se despedirá de su sueño: competir. "Me gustaría ir a competir, me becaron para poder entrenar y jugar allí mientras estudio". También con una beca para estudiar y jugar al tenis se encuentra la ourensana Xiana García Arcos, de 20 años. La suya es una de las universidades americanas que tendrá clases presenciales, la William Carey University de la ciudad de Hattiesburg, en el estado de Misisipi. Estudia Educación Física y Salud, una titulación existente en España pero que no podría cursar aquí si quería seguir con el tenis. "Volví hace tres semanas a España, quería quedarme allí por si el presidente Trump hacía esto mismo, pero mis padres querían que volviese. Y ahora, esto. Puedo volver porque tengo clases presenciales en mi universidad, pero se atrasó la temporada y hay menos gente que puede jugar porque sus universidades cierran o tienen clases online y no pueden volver. Tienen que pensar un poco en esa gente", apunta Xiana García. “Me arrebataron un sueño de la nada" La Fundación Amancio Ortega repatrió en abril a los estudiantes españoles que beca cada año para que puedan cursar Bachillerato en Estados Unidos y Canadá. En septiembre, cuatro ourensanos iban a acceder a este sueño, ahora cancelado. Irene Fernández, una de ellas: "Parte de las familias se dieron de baja por miedo. Y por nuestra seguridad, la fundación prefiere cancelar. Miré de hacerlo por privado, pero de momento mis padres y yo hablamos y decidimos que este no es el año. Estados Unidos está dando clases telemáticas y yo quiero vivir la experiencia americana". Elia Quintas, otra de las afectadas: "Nos quedaba poco para saber el destino. Este año me matriculé en Salesianos y me gustaría ir a Estados Unidos a la universidad. Quiero formarme allí o aprender más inglés. Llevo la espinita clavada". Ángel Domínguez, en la misma situación: "Mi caso no fue tan grave porque no tenía aún familia ni destino. Fue un golpe muy fuerte porque me arrebataron un sueño de la nada, pero yo ya me intuía algo. Lo superé bastante rápido, he hecho amigos nuevos y me lo he pasado en grande en todas las fases de la beca. Es probable que intente hacer algo del estilo cuando esté en la universidad".