Viajar en bus en Ourense, entre el covid y el hacinamiento

Viajar en bus por la ciudad se ha convertido en una apuesta arriesgada, en la que escoger correctamente el destino y la hora puede suponer la diferencia entre un trayecto seguro y un contagio inesperado. En un nuevo día de restricciones, los ourensanos vuelven a casa después de sus quehaceres matutinos, y nada más ponen un pie dentro del autocar, se topan con un potencial caldo de cultivo para el covid. "Normalmente cojo el bus desde A Valenzá, y sí que se nota la saturación en algunas líneas. Depende del destino", reflexiona Lucía Grande mientras espera en una parada del Progreso, apuntes en mano. La joven ve bien una hipotética intervención de la Xunta, ya que "ayudará a descongestionar el servicio". De la misma opinión es Begoña López, que junto a su marido se sube a un autobús que pasa por Juan XXI: "Hemos vivido la saturación; se da sobre todo en los que van a Covadonga. Mi marido está de baja y no puede conducir, por lo que somos asiduos", explica,señalando que "la situación a veces es terrible". Pese a esto, López destaca, con una mezcla de resignación e ironía, que "por lo menos no nos ha dejado tirados, y la gente respeta las medidas en el interior". En medio de la avenida de Zamora, Lara Fernández baja de una de las líneas más afectadas, la que va a Seixalbo, relatando los cambios en su rutina debido a las aglomeraciones que encuentra en su trayecto al Campus: "Camino hasta el Posío porque los buses que pasan al lado de mi casa cada media hora van muy llenos, y espero allí a alguno vacío". La universitaria reconoce que esta situación le obliga a elegir con cuidado el bus, y finaliza apuntando que "dentro se respetan las distancias, pero si va hasta arriba es más complicado, y muy antihigiénico ahora mismo". Desde el bar O de Sempre, ubicado frente a una parada de la misma calle donde la joven se ha bajado, Monchi Sequeiros, la dueña, atiende con presteza las peticiones de los clientes mientras expresa su descontento: "No es normal que en un bus vayan 50 personas hacinadas, y en una terraza no se puedan juntar los no convivientes. En el bus no convive nadie", asevera contrariada la hostelera. Opiniones contrarias Por otra parte, hay usuarios que no perciben ningún problema. Pilar Santos, que espera en la parada de la Alameda, asegura sorprendida que "suelo venir a última hora de la mañana, y no veo falta de espacio", mascullando que "la gente nunca está conforme con nada, siempre tiene algo que pedir". Dos paradas más adelante, Adrián Barbosa recuerda que "antes do covid ían máis saturados que agora", recalcando la buena programación del servicio: "Estou conforme, pasa o bus cada 15 minutos. Non sei qué pedirán á Xunta, pero de horarios non hai queixa", finaliza.