¿La vida de Fernando valía 22.490 euros?

Tras cinco sesiones de juicio en la Audiencia de Ourense, el tribunal popular seleccionado para el llamado crimen de la herencia se tomará un respiro para a partir del miércoles comenzar a deliberar. Nueve ciudadanos deben decidir, a través de varias preguntas que les entrega el magistrado que preside el jurado, si Óscar González López y Francisco Javier González Hermida asesinaron a Fernando Iglesias Espiño, a quien conocieron en la prisión de Pereiro de Aguiar. La víctima afrontaba la última etapa de una condena de 25 años por matar a su mujer y dos hijos en Jinamar (Gran Canaria) en 1996. La fiscal los acusa de una puesta en común para matarlo y quedarse con la herencia del fallecido, pero ellos no admiten la muerte violenta. Sólo Óscar reconoce que utilizó las tarjetas de crédito de Fernando y dispuso de algo más de 5.000 euros. Según él, se las entregó su compañero de banquillo. Este último no quiso abandonar la sala de vistas sin hablar para defender su inocencia en un minuto y, de paso, sembrar el campo de minas: “No puedo pedir perdón porque no cometí ningún delito ni Óscar tampoco, puedo tener sospechas, pero nada más”. A estas alturas del juicio, este inculpado y el jurado saben que las sospechas no valen para condenar. También lanzó otras dos reflexiones: “Si quiero matar a alguien no lo entierro en una finca de mi familia”, y recordó que fue la única persona que ayudó al parricida de Jinamar, que pasaba los permisos carcelarios en la granja del inculpado . “Nunca nadie quiso llevarlo a su casa y yo le di habitación, un contrato, dinero …”, aseguró. Fiscal La exposición de alegatos la abrió la fiscal para insistir en que los procesados mataron a Iglesias Espiño para quedarse con el dinero de una herencia que acaba de cobrar. “22.490 euros es lo que valía la vida de Fernando”. La víctima -recordó- recibió al menos cuatro contundentes golpes con una barra de hierro que le provocaron la muerte. Según su versión, el perjudicado había salido a las nueve de la mañana de la cárcel del sábado 11 de agosto de 2018 y lo mataron al llegar a la granja para posteriormente trasladar el cadáver a una finca de Piñor de Cea situada a 20 kilómetros. La representante del ministerio público basa su incriminación en las pruebas aportadas por la Guardia Civil referidas a las antenas de telefonía que se activaron cuando los móviles de acusados y víctima recibieron algún estímulo. “Los teléfonos los sitúan a los tres en los mismos puntos y puede existir una casualidad pero no diez”, aseguró la fiscal. Y mencionó un episodio anterior, en el que, según ella, ya intentaron matarlo (Óscar admite que en julio le dio un golpe al confundir a Fernando con un ladrón). Francisco La abogada de Francisco Javier Hermida incidió en una pericial presentada ayer en la que dos técnicos aseguran que con la información del expediente “no es posible señalar la posición de los móviles porque falta la dirección de conexión de la señal para poder triangular, faltan datos”. Aparecen las antenas a las que se conectaron pero, a su entender, es un dato impreciso , y el radio de cobertura de la antena que da servicio a A Senra (el lugar donde apareció el cadáver) “es de 25 kilómetros”. La letrada no pasó por alto que su cliente fue la única persona que ofreció cobijo a un paria social cuando no tenía dinero y pese a la mochila que llevaba consigo (el asesinato de su familia). “Salió de prisión gracias a su ayuda y lo integró en su familia pese a lo qué hizo”, recordó. Y puso sobre la mesa dos interrogantes. Si el móvil fue quedarse con su herencia, no tendría sentido que le diese las tarjetas del muerto a Óscar para que “se lo pasase pipa” (quedó acreditado que este último gastó bastante dinero en las fiestas de agosto).”¿Lo mató para que Óscar se lo pasase bien?”, se preguntó la letrada Destacó que Fernando le hubiera dejado dinero con gusto a su cliente por todo lo que hizo por él, “sin necesidad de matarlo”. Y sembró dudas: le extraña que Óscar a las dos de la madrugada del 19 de diciembre de 2018, cuando fueron detenidos, localizase el lugar exacto dónde estaba el cadáver (González López aseguró que González Hermida le desveló el sitio tras ser arrestados pero que él no lo sabía). Óscar El abogado de Óscar insistió en varias ocasiones al jurado que no pude condenar ante la menor duda. “Para condenar a alguien a 21 años de prisión hay que tener pruebas rotundas y fehacientes”, destacó. En esta sesión, admitió la estafa y seis meses de prisión (la fiscal imputa asesinato y estafa) de 5.340 euros. “Mi cliente quiere ayudar y admite que utilizó las tarjetas de crédito que le dio Francisco, pero es incapaz de cometer un delito de sangre”. Alabó la investigación de la Guardia Civil en este caso, pero recordó que “en los más de 5.000 folios no hay ni un solo vestigio biológico (ADN) que relacionó a Óscar con el cadáver y los objetos analizados (…) y pese a que se levantó la granja con retroexcavadoras”. El abogado recordó que una persona a la que le revienta la cabeza a golpes “tiene que provocar cantidad de restos biológicos”. También le pidió al jurado que hubo dos pizarras (dos versiones distintas del posicionamiento de los móviles). “El informe -destacó- no ubica el terminal, sino la antena, por favor téngalo presente”. Por último, insistió en que no hay pruebas de que Fernando muriese el 11: “Una camarera de Allariz dice que comió en su restaurante el día 13 y el abogado que le asesoraba dice que recibió un wasap de Fernando el día 13 y que era su redacción”, añadió el letrado.