Los propietarios de sotos de castaños fueron los más perjudicados por los incendios forestales de Vilariño de Conso. Así consta en el escrito de solicitud del Estado de Emergencia que acordó por unanimidad la Corporación municipal que preside Melisa Macía Domínguez. Las llamas del pasado mes de septiembre causaron muchas más pérdidas, pues también se cebaron tanto en aprovechamientos madereros y leñosos como en un buen número de colmenares y cierres para el ganado.
Los ganaderos son otros grandes perjudicados por los incendios pues, con buena parte del monte reducido a cenizas, apenas les resta terreno para el pastoreo de sus reses, con las consiguientes pérdidas económicas que esta situación les acarrea.
Para ayudar a paliar las pérdidas, el Concello acordó solicitar la declaración urgente de Estado de Emergencia, petición recogida en un escrito que envió a la Diputación provincial, la Xunta y la Subdelegación del Gobierno. El equipo que dirige Melisa Macía también se dirigió a los propietarios de bienes dañados por las llamas para que lo pongan en su conocimiento y así poder optar a las ayudas.
Fueron más de 2.000 hectáreas de los montes de Vilariño de Conso las que destruyeron las llamas. Casi una tercera parte de esta superficie, 700 hectáreas más concretamente, están amparadas bajo la protección de Red Natura, una circunstancia que también supone una importante pérdida para el paisaje, que tardará en recuperar.
El Concello agradeció la labor desarrollada por los equipos de extinción del fuego, desde los aéreos o las BRIF, hasta los bomberos, brigadas de Medio Rural, UME, Protección Civil e incluso vecinos.
En Vilariño también tienen claro cómo comenzaron a arder sus montes. "Que existe unha intencionalidade clara en todo isto é algo que xa ninguén pon en dúbida", refleja el documento. Este es el factor principal, aunque hay otros que agravan sus consecuencias. En este apartado encajarían el cambio climático, la despoblación y el cese de actividades tradicionales.
