O Vinteún llora en silencio: “Estamos muy hundidos”

Ourense 27/10/22
Crónica día después del incidente en el IES Julio Prieto Nespereira

Fotos Martiño Pinal
photo_camera Dos mujeres dejan un ramo a las puertas del instituto (MARTIÑO PINAL)
Jornada de sensaciones encontradas en el IES Julio Nespereira, con menos afluencia de lo habitual por una huelga educativa, gestos de homenaje en el exterior y el interior: “Están bajos de moral, esperemos que los psicólogos ayuden”.

La comunidad escolar del IES Julio Prieto Nespereira volvió a clase en un día marcado por el trágico suceso que conmocionó a toda la ciudad, en una jornada de emociones y sensaciones encontradas, en la que fueron muchos los alumnos que no asistieron a clase, sobre todo los de los cursos más altos de ESO y Bachillerato, debido a una huelga educativa convocada a nivel estatal previa al suceso. Actividades con psicólogos desplazados al centro, minuto de silencio en homenaje al compañero fallecido, homenaje posterior en la Praza Maior -al que los propios compañeros y alumnos pidieron acudir- y flores que personas anónimas depositaron a lo largo de la mañana  a las puertas del centro fueron algunas de las estampas del día. Algunos no asistieron al centro, como la hija de Manuel Otero, que estaba “muy afectada”, compartía clase del niño y optó por quedarse en casa. “Como nuestra hija no vino nos llamaron para conocer cómo estaba la niña y nos dijeron que nos llamarán otra vez, que mañana (por hoy) volverá para que hablen con ella”. Reconocía no haber recibido quejas sobre el estado del tabique derrumbado, aunque Manuel señalaba que “los alumnos del Divino  Maestro que vienen a la tarde a actividades deportivas ya se habían quejado en alguna ocasión, alguna madre lo había comentado”.

 En una clase de 1º ESO, un grupo de compañeros optó por acudir a clase con toda la vestimenta negra, para guardar luto, como explicaba el tío de una alumna. “En toda la zona nos quedamos hundidos y un poco enfadados, los chavales ayer no paraban de enviarse mensajes, estaban machacados”, confesaba al hombre, al tiempo que reconocía no haber escuchado quejas antes. 

Mientras, otros, como el hijo de Manuel Delgado, compañero de del fallecido que presenció el suceso, fueron a clase, aunque “bajos de moral”. El propio padre reconocía la preocupación: “Sé cómo está mi hijo, espero que los psicológos le ayuden a mejorar. 

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