Lucha contra el coronavirus

Ourense se prepara para decir "hasta la vista, mascarilla": ya no hará falta en el autobús

photo_camera Los ourensanos dan su opinión sobre la retirada de la mascarilla en el transporte público. Pero, ¿ellos la siguen usando? Nos lo cuentan ante el nuevo cambio en esta medida que entrará en vigor el 8 de febrero.

Ante la inminente retirada de la mascarilla obligatoria el próximo 7 de febrero en el sistema de transporte público, los ourensanos se muestran divididos en sus opiniones

El pasado jueves, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunciaba que el Consejo de Ministros aprobará el fin de la obligatoriedad de las mascarillas en el transporte público el próximo 7 de febrero, pasando a ser solo una recomendación en la lucha contra el coronavirus

Indudablemente, los más afectados por esta medida serán los usuarios asiduos de los sistemas transporte público establecidos a lo largo del país, sistemas como la red de autobús urbano de Ourense.  En sus paradas se encuentra el mejor indicador posible para valorar el impacto de esta medida sanitaria, las opiniones de los viajeros.

Esperando en uno de los bancos de piedra de la parada del Parque San Lázaro se encuentran José Álvarez y su amigo Lorenzo Amato, dos jóvenes que coinciden en que “deberían haberla quitado en todos los sitios ya, excepto en  el  médico”.  Además, ellos mismos se muestran tranquilos y conformes con la retirada, a pesar de la alarma creada por los detractores de la medida del Gobierno: “no tiene sentido que siga siendo obligatoria, estamos todos con todos siempre”, reiteran ambos. 

En el posicionamiento contrario al de José y Lorenzo se encuentra Jorge Quintela. Él es rotundo en su opinión acerca de este cambio en el uso del cubrebocas: “creo que no es el momento de retirarla, deberían dejarla todo el invierno”.  Esta medida genera preocupación en ciertos sectores de la población ante el aumento de afecciones respiratorias que se ha dado desde que comenzó el invierno: “va a empeorar la situación”, apunta Jorge. 

Unos pasos más allá, en la marquesina menos bulliciosa de la parada, se encuentra Marisa Álvarez esperando a un bus que le lleve a casa. Ella cuenta que es una viajera asidua del transporte urbano ourensano desde siempre: “no tengo coche, así que no me queda otra”. Se posiciona de manera indiferente ante la derogación de la obligatoriedad: “no tengo problema en quitármela o ponérmela, haré caso a lo que sea”, comenta.

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