Los que viven, muy a gusto, bajo cero

photo_camera Restos de las heladas que abarcaron Baltar toda la semana. (FOTO: Miguel Ángel)
Baltar se erigió como el sitio más frío de Galicia durante la ola polar. Pero, pese a que alcanzó los -13,2 grados, sus vecinas afirman que "no hace tanto frío". El alcalde destaca la soledad de los ancianos en invierno.

La ola de frío no perdonó al sur de la provincia y la mantuvo bajo cero toda la semana pasada. En concreto, Baltar batió récords y alcanzó los -13,2 grados de mínima el viernes, una temperatura sólo superada por Calvos de Randín en 2017, cuando sus termómetros registraron -14,4 grados. 

El regidor del pueblo, José Luis Feijóo, indicó que "pese a que as temperaturas foron moi duras, o espíritu da xente do rural está habituado a estes menesteres". 
Sus conciudadanos están de acuerdo. Celsa Cortiñas es propietaria de la farmacia de la villa y dice que "nos preparamos para el frío como cebollas y no cogemos más catarros que en otros sitios". Nada le impide salir a pasear: "Te abrigas más y se disfruta del río, simplemente una parka más gorda te permite disfrutar lo mismo".
Otra vecina, Esther Cuquejo no se cree mucho la "temperatura récord" y ayer barría el porche de su casa sin mucho abrigo.  "Aquí non fai tanto frío, son peores outras zonas na fronteira ou en Xinzo. Pásase sen problema", dice. Sin embargo, el alcalde  afirma que, pese al optimismo, "hai moitas persoas que necesitan apoio. O 10% dos nosos habitantes son maiores e vulnerables, e viven sós no rural". Son las principales víctimas del frío en Baltar.

Pese a que la mayoría de las viviendas disponen de calefacción, aún son, según el regidor, cerca de 100 las que utilizan leña para calentar la casa. "Aínda que os tempos cambiaron, séguense a vivir situacións moi duras", afirma  José Luis Feijóo.

La soledad en la tercera edad

"Podemos estar falando de cen persoas vulnerables en Baltar. Hai moita leña, moitos robledos,  que son a única forma para moitos de entrar en calor, pero non todos poden con ela", lamenta Feijóo. Además, "as habitacións non hai como quentalas e constitúen un risco para a saúde dos maiores", explica.

Desde el concello, el equipo municipal está en trámites de realizar un censo de todas las personas que viven en estas condiciones para "ofrecerlles un servizo que se axuste as súas necesidades e as súas capacidades económicas", relata. 

Feijóo habla de planes de futuro que pasan por la colaboración  para llegar a todos los hogares: "Tratamos de traballar cos servizos sociais, nos últimos anos multiplicamos os servizos, pero non é suficiente. Hai domicilios que necesitarían mais, como reformas de aislamento"

El problema de las heladas

"Las heladas dejaron sin beber a los animales porque el agua se congeló. Además, muchas tuberías revientan al descongelarse. A nosotros nos reventó la lavadora y estamos sin agua caliente", explica Marta Cuquejo desde el supermercado.

También añade que "en cuanto a las tuberías de las granjas, en nuestro caso, por ejemplo, tuvimos que descongelarlas con un secador para darles de beber a los animales".
José Luis Feijóo, compartiendo  una anécdota del cura del pueblo, indicaba que "non funcionaron as altas e grandes estufas que botan calor nas igrexas. Conxelouse o butano e varias parroquias estiveron sen calefacción". El percance provocó que "os fontaneiros da Limia andiveron todos a cen arraxando os estragos. Hai moitos veciños aos que non lles circula a auga", dice.

"É perigosa a duración e persistencia do frío e sobre todo das xeadas. Non recordo un conxelamento igual. Os recipientes para beber da miña cadela formaron unha praca de xeo tan gorda, que non fun quen de rompela", cuenta el alcalde.

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