Las viviendas también se adecúan al calor extremo

Entrada de una “passivhaus” (casa pasiva), construida por los arquitectos Leonardo Llamas y María Pérez.
photo_camera Entrada de una “passivhaus” (casa pasiva), construida por los arquitectos Leonardo Llamas y María Pérez.
El modelo “passivhaus” (casa pasiva) consigue suavizar las temperaturas

El modelo de construcción “passivhaus” o casa pasiva nació en los años 90 como una opción sostenible y eficaz en el uso de energía, adaptada a su entorno. En este sentido, las viviendas pasivas pueden ser una buena herramienta contra los episodios de temperaturas extremas, tanto las elevadas como las bajas.

El ourensano Leonardo Llamas, arquitecto y miembro de la junta directiva de la Plataforma Passivhaus incide en las ventajas de este tipo de casas. “En una ‘passivhaus’ controlas la energía que entra a través del sol y la que pierdes a través de infiltraciones y otros elementos. Eso te permite calcular la energía que necesitas para calefactar o refrigerar la vivienda”, apunta.

Pero, ¿cómo se enfría la casa? “Es importante plantear la orientación para favorecer el aislamiento, así como el tipo de ventanas o el tipo de vidrio, para que no se sobrecalienten. En el exterior también se puede contar con sistemas exteriores como pérgolas u otros elementos. Y la ventilación nocturna es clave para aliviar el calor que se acumula por el día, ya sea con un sistema cruzado o efecto chimenea”, apunta la arquitecta ourensana María Pérez, que con Llamas forma parte del estudio Edifico.

Este modelo no solo es recomendable en viviendas privadas, sino también en edificios públicos, tales como centros de salud, residencias o colegios. “En un geriátrico es perfecto, estás controlando la ventilación las 24 horas y disminuyes el riesgo de enfermedades”, apunta Llamas. En el País Vasco, Navarra o Madrid ya cuentan con edificios públicos “pasivos”.

Te puede interesar