ELECCIONES 12-J

Elecciones 2020 en Galicia | El voto emigrante se decantó por el PP cinco veces durante este siglo

Una protesta reciente contra el voto rogado que se exige a los emigrantes.
photo_camera Una protesta reciente contra el voto rogado que se exige a los emigrantes.
Los populares se han impuesto siempre en los comicios autonómicos en el exterior a los socialistas, excepto en el 2009

La cotización del voto emigrante cae en picado en la bolsa de las elecciones. Su valor real como elemento influyente en los resultados finales de los comicios desciende, al mismo tiempo que se incrementa su porcentaje en el número total de electores. En 2009, los llamados residentes ausentes suponían un 12,67 por ciento del censo electoral total, porcentaje que en este mes de julio ha crecido hasta el 17,7 por ciento. En cambio, el número de sufragios se ha desplomado. Ha pasado de 101.708 en el 2009 (último año sin el requisito de voto rogado) a menos de 12.359 para el próximo día 12, ya que de esta  cifra de solicitudes admitidas, apenas la mitad llegará a transformarse en sufragio válido.

Así que el peso de los gallegos residentes en el exterior para intervenir en la distribución de los colores que se sentarán en el futuro Parlamento Gallego parece prácticamente nulo, aunque todo dependerá también del número de votos en juego para lograr un escaño más. No hay que olvidar que en el 2012 fue precisamente el voto emigrante quien otorgó a los socialistas asturianos el escaño decisivo para gobernar la comunidad: de un censo de 89.793 emigrantes, sólo 2.863 pudieron ejercer ese derecho. Fueron suficientes.

Pero, ¿a quién votan los emigrantes? Tradicionalmente es un voto que ha beneficiado al partido en el Gobierno, tanto central como autonómico. Aunque la causa, según destacan numerosos expertos, se encuentra más en los mecanismos de captación de sufragios puestos en marcha desde el poder, cuyas garantías y transparencia ha sido cuestionada durante décadas, que en cuestiones meramente ideológicas.

En esta primera década del siglo XXI, el voto de la diáspora gallega se ha inclinado claramente hacia el PP, que obtuvo su victoria en las convocatorias de 2001, 2005, 2012 y 2016; mientras que los socialistas sólo consiguieron imponerse en el 2009, justo tras el mandato del bipartito formado por el PSdG y el BNG en el 2005, con Emilio Pérez Touriño como presidente y Anxo Quintana en la vicepresidencia.

Fueron precisamente esos comicios, en los que Manuel Fraga perdió, por tan sólo un escaño, la mayoría absoluta y con ello el Gobierno gallego, uno de los momentos electorales en los que los partidos contuvieron el aliento en el escrutinio del voto llegado desde la emigración. Los gallegos del exterior tenían, por primera vez, el poder para cambiar el resultado de unas elecciones, a través de la provincia de Pontevedra, aunque finalmente no fue así.

Fraga, a pesar de ganar en el exterior, no logró alcanzar los más de 6.000 votos necesarios para el disputado escaño y perdió la presidencia, a la que había llegado en 1989. En 1997, en cambio, el recuento de los votos de los emigrantes había proporcionado al PP un escaño más en A Coruña, en detrimento del BNG.

En el 2009, aunque el PP de Feijóo perdió un diputado en Ourense a favor del PSdG tras el recuento del voto exterior, pasando de 39 a 38 escaños, nada cambió. En esta ocasión no fue influyente en el resultado final, manteniendo los populares la mayoría absoluta.

En los comicios del 2012, los primeros con voto rogado, la participación del exterior cayó hasta un insignificante 4% frente a casi el 30% de 2009. El PP consiguió entonces 6.347 votos de los 12.954 que fueron considerados válidos en tiempo y forma. Victoria que repetiría en el 2016, consiguiendo 5.267 votos (el 49%), frente a 1.836 del PSdG (17%), 1.734 de En Marea (16%), 468 para el BNG (4%) y resto para otros. En esta ocasión, la participación ya sólo se situó en un escueto 2 por ciento.

Aunque ese 49 por ciento logrado queda lejos de dos victorias históricas del Partido Popular en el voto emigrante. La primera, en 1997, cuando logró el 70 por ciento del total de los sufragios emitidos y en 2001, el 68 por ciento.

En prácticamente todos los comicios, el partido ganador en el voto exterior ha sido el mismo que gobernaba la Xunta.

Así fue en 2009 (ganan los socialistas, tras el gobierno del bipartito de 2005); en 1989 (victoria del PSdG tras un gobierno socialista) y en 1997, 2001, 2005, 2012 y 2016, victoria para los populares con un gobierno del PP.

De la inscripción de oficio hasta el voto rogado

En el año 1976, con una democracia aún por estrenar, se autoriza por primera vez el voto emigrante para el referéndum. Desde entonces y hasta 1995, los residentes en el exterior debían inscribirse en el censo de manera voluntaria. Pero en ese año, y bajo mandato de Felipe González, se establece la inscripción por oficio, teniendo en cuenta los registros consulares, lo que no ofrecía ninguna garantía sobre la identidad de los votantes, ni tan siquiera que estuvieran vivos. Esta modificación hace crecer de forma exponencial el censo y tanto PP como PSOE dirigen su mirada hacia este potencial electorado. No  será hasta 2009 cuando se exija adjuntar fotocopia de algún documento de identidad con el voto. 

La reforma de 2011 se marcó como objetivo eliminar posibles fraudes en el voto emigrante, muy cuestionado por los escasos controles para garantizar la legalidad del sufragio. Pero los cortos plazos para el envío y el recibo de documentación, sin tener en cuenta las realidades de los países o las distancias a las oficinas consulares, sin contar la actual pandemia, han complicado este derecho. Los distintos partidos llevan años  prometiendo la eliminación del voto rogado, pero sigue vigente. 

Ourense se desmarcó en el tercer puesto

En los últimos comicios de 2016, los ourensanos votaron mayoritariamente al PP, que consiguió 1.059 votos; seguido de lejos por el PSdG, con 334; en Marea, con 214, y el  BNG, con 58.
En 2012, los populares consiguieron 1.202 sufragios; seguidos por los socialistas como segunda fuerza, al igual que sucedió en toda la comunidad autónoma. Sería en el tercer puesto, en el que la provincia se desmarca otorgando este lugar  al partido Sociedad Civil y Democracia, liderado por Mario Conde, y que obtuvo un total de 144 apoyos.

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