arte et alia

Xesús Vázquez, desde el bullkraft

exposición. ourense
photo_camera Pormenor de la exposición de Xesús Vázquez.

Clasificar sus obras como paisajes es una apreciación reduccionista, si bien la ausencia de figuras no implica la de los cultos referentes en los que se basa.

Es el centro de rango del pintor Xesús Vázquez la ciudad de Santander. En ella, y en su taller en Pámanes / Liérganes, al sur de la bahía, al otro lado del parque de la naturaleza de Cabárceno, realiza su producción creativa. Este es un territorio como el natal, en la parroquia de Pentes, A Gudiña, donde nació en 1946, aldea en el extremo sureste de la provincia. Con sus padres viajó el futuro artista a la capital cántabra, en la que reside desde entonces, raíz de su acción. Esta se asienta en su importante actividad como diseñador editorial, que desarrolla para Ediciones La Bahía, con trabajos premiados, como el del Ministerio de Cultura al libro mejor editado de 1985, "Santander, el puerto y su historia". El mar y los libros, su diseño, su lectura, la tierra norteña, con sus límites, son sus referentes. Para la sala santanderina Siboney, que lleva sus obras, hizo "Navigare" en 2015, precedente de esta exposición de Ourense, si bien lo sea más "Hinterland", como aquí, para la Biblioteca Central de aquella ciudad a fines de la pasada primavera, donde exhibió diez obras. Llega así Vázquez de nuevo a Ourense para exponer en la sala en que lo hiciera en 2003, y trae ocho grandes obras, en una muestra elegante y densa. Realizadas en los últimos seis años, "Virtudes", "Teorema de la eternidad" y "Maná", de 2012; "End times", "Finnegans landscape" de 2013, "Atalaya Shackleton" de 2015, y "Avalancha" de 2018. "Memoria", con un velero pailebote hundiéndose frente a la costa, está fechada entre aquella y esta, cuya contemplación nos lleva a las lecturas de la 'Balada do pailebote branco' de Manuel Antonio, libro poético de referencia en Galicia. 


Referentes cultos


Clasificar sus obras como paisajes es una apreciación reduccionista, si bien la ausencia de figuras no implica la de los cultos referentes en los que se basa. Para Alberto Ruiz de Samaniego, autor de la introducción del buen catálogo, Rilke está en la base. Del poeta de las Elegías rescata su expresión «Descampados aquí sobre las cumbres del corazón» en alusión a la cabaña en lo alto del acantilado o el barco-atalaya, obras no visibles, mas sí recogidas en el libro. Son sus obras espacios no habitados para esforzados aventureros en la busca de su ser profundo, como sir Ernest Shackleton, de la expedición a la Antártida, símbolo de la sensación del artista de frontera, de existir en el límite. Expresión de ello es la elección del bullkraft, flexible papel de embalar, de irrisorio precio más durísimo de trabajar. Hallar referencias al "Finnegans wake", de James Joyce, lleno de juegos de palabras, de las que gusta Vázquez; o al teorema de la Eternidad, que nos lleva a Kurt Gödel, resulta impagable. Es tiempo de hacerle una retrospectiva a este creador de origen ourensano, grande en su trayectoria y caché, tan innovador como profundo. Es su obra una búsqueda y un logro, con claves, como en "End times", con las proféticas palabras del bíblico Festín de Baltasar, una obra que con las de Maná y Avalancha iluminan un camino. 

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