El ourensano Xoel Méndez se ha estrenado como director cinematográfico con Cantos rodados, un documental reivindicativo que presentó ayer en Santiago.
Cantos rodados es una obra producida por Ficción Producciones, en la que usted debuta como director. ¿Cómo define el documental?
Es un compendio de lo que he estudiado -Ciencias de la Comunicación, cine documental creativo y Antropología Social y Cultural-. Es un documental social o de tipo reivindicativo. También da a conocer las cosas importantes que no ocupan las portadas de los periódicos. Finalmente, es un trabajo de campo, basado en la convivencia con los protagonistas.
El argumento se centra en la banda Xerock, formada por minusválidos psíquicos. ¿Cómo surgió la idea?
A raíz de escuchar en la radio un reportaje sobre Xerock, un grupo que se constituyó dentro del centro de integración San Xerome Emiliani de A Guarda, a partir de sus talleres de música terapéutica. Es un grupo formado por cinco chicos minusválidos y por dos trabajadores de este lugar, que ya tiene un disco editado y numerosos conciertos en su haber. Me encantó el tema porque tenía un enfoque social, de reivindicación de la integración en la sociedad de estas personas, a partir de un documental musical, con presencia del rock, estilo con el que tengo afinidad. Cuando les conocí y les propuse la idea, hubo un entendimiento muy bueno, porque no se trata de un trabajo morboso, sino para sacar a la luz estas deficiencias.
¿Cómo fue el rodaje?
Es un documental de 87 minutos. Fueron 20 días en total de rodaje. En un principio, teníamos miedo de que resultase violento, ya que era la primera vez que tratábamos con este colectivo. Pero los propios chicos nos quitaron el miedo, con su apertura de miras, sinceridad y energía inusuales. La integración la hicieron ellos. Las personas con más normalidad tenemos más prejuicios, miedos y pudores. Deberíamos tomar nota de ellos en las relaciones humanas.
¿Tuvieron que salirse del guión?
La distancia entre lo que habíamos pensado grabar y el resultado no fue mucha, pero nos encontramos con sorpresas. Por ejemplo, con el batería, Gene, el alma del grupo. Aunque tiene una disminución que le impide casi la visión y está en silla de ruedas, se transforma totalmente cuando toca. Además, es un apasionado de los coches y las llaves. Si bien nunca podrá conducir, siempre ha tenido algún coche sin ruedas o sin motor cerca de su casa, en el que se sube y se imagina que conduce, su gran ilusión. Esta ilusión es la que deberíamos aplicar todos día a día. Es un mensaje humanista que reivindica el trato por igual. Todos somos capaces. Los otros chicos Vanesa (bajo), Carlos, Alvaro y Borja (voces) y los profesionales Ciano y Víctor también nos dieron una lección.
¿Como director, qué influencias tiene?
A nivel estricto, ninguna. Pero sigo las corrientes del cine directo o verité que le llaman. Intento hacer cosas con sentido.
Ayer presentó el documental en Santiago. ¿Cuándo lo hará en Ourense?
Queríamos haberlo presentado en el Festival de Cine de Ourense, pero no nos dio tiempo. Ahora lo vamos a distribuir en los festivales estatales e internacionales.
¿Qué momento atraviesa el mundo audiovisual gallego?
Creo que hay ciertas aperturas, pero otras quedan por hacer desde las instituciones del audiovisual (los canales públicos) como desde los creadores y las empresas privadas. Reivindico que se hagan cosas dignas y decentes con pocos recursos. Es un despilfarro meter millonadas en productos de entretenimiento.
¿Qué lugar ocupa Ourense?
Galicia aún tiene que superar años de estancamiento. Muchas empresas que están empezando fuerte apuestan por la animación y no faltan creadores. Quizá falten políticas y mercados que rigen el audiovisual que se adapten un poco a los nuevos talentos y los apoyen. Queda bastante por hacer.
¿Qué proyectos tiene?
Seguir en este camino, apostando por documentales de tipo social, sin grandes necesidades económicas y trabajando obras con mensaje que sirvan para sacar a la luz cosas que no salen o que estamos acostumbrados a ver con otros ojos.
Es un compendio de lo que he estudiado -Ciencias de la Comunicación, cine documental creativo y Antropología Social y Cultural-. Es un documental social o de tipo reivindicativo. También da a conocer las cosas importantes que no ocupan las portadas de los periódicos. Finalmente, es un trabajo de campo, basado en la convivencia con los protagonistas.
El argumento se centra en la banda Xerock, formada por minusválidos psíquicos. ¿Cómo surgió la idea?
A raíz de escuchar en la radio un reportaje sobre Xerock, un grupo que se constituyó dentro del centro de integración San Xerome Emiliani de A Guarda, a partir de sus talleres de música terapéutica. Es un grupo formado por cinco chicos minusválidos y por dos trabajadores de este lugar, que ya tiene un disco editado y numerosos conciertos en su haber. Me encantó el tema porque tenía un enfoque social, de reivindicación de la integración en la sociedad de estas personas, a partir de un documental musical, con presencia del rock, estilo con el que tengo afinidad. Cuando les conocí y les propuse la idea, hubo un entendimiento muy bueno, porque no se trata de un trabajo morboso, sino para sacar a la luz estas deficiencias.
¿Cómo fue el rodaje?
Es un documental de 87 minutos. Fueron 20 días en total de rodaje. En un principio, teníamos miedo de que resultase violento, ya que era la primera vez que tratábamos con este colectivo. Pero los propios chicos nos quitaron el miedo, con su apertura de miras, sinceridad y energía inusuales. La integración la hicieron ellos. Las personas con más normalidad tenemos más prejuicios, miedos y pudores. Deberíamos tomar nota de ellos en las relaciones humanas.
¿Tuvieron que salirse del guión?
La distancia entre lo que habíamos pensado grabar y el resultado no fue mucha, pero nos encontramos con sorpresas. Por ejemplo, con el batería, Gene, el alma del grupo. Aunque tiene una disminución que le impide casi la visión y está en silla de ruedas, se transforma totalmente cuando toca. Además, es un apasionado de los coches y las llaves. Si bien nunca podrá conducir, siempre ha tenido algún coche sin ruedas o sin motor cerca de su casa, en el que se sube y se imagina que conduce, su gran ilusión. Esta ilusión es la que deberíamos aplicar todos día a día. Es un mensaje humanista que reivindica el trato por igual. Todos somos capaces. Los otros chicos Vanesa (bajo), Carlos, Alvaro y Borja (voces) y los profesionales Ciano y Víctor también nos dieron una lección.
¿Como director, qué influencias tiene?
A nivel estricto, ninguna. Pero sigo las corrientes del cine directo o verité que le llaman. Intento hacer cosas con sentido.
Ayer presentó el documental en Santiago. ¿Cuándo lo hará en Ourense?
Queríamos haberlo presentado en el Festival de Cine de Ourense, pero no nos dio tiempo. Ahora lo vamos a distribuir en los festivales estatales e internacionales.
¿Qué momento atraviesa el mundo audiovisual gallego?
Creo que hay ciertas aperturas, pero otras quedan por hacer desde las instituciones del audiovisual (los canales públicos) como desde los creadores y las empresas privadas. Reivindico que se hagan cosas dignas y decentes con pocos recursos. Es un despilfarro meter millonadas en productos de entretenimiento.
¿Qué lugar ocupa Ourense?
Galicia aún tiene que superar años de estancamiento. Muchas empresas que están empezando fuerte apuestan por la animación y no faltan creadores. Quizá falten políticas y mercados que rigen el audiovisual que se adapten un poco a los nuevos talentos y los apoyen. Queda bastante por hacer.
¿Qué proyectos tiene?
Seguir en este camino, apostando por documentales de tipo social, sin grandes necesidades económicas y trabajando obras con mensaje que sirvan para sacar a la luz cosas que no salen o que estamos acostumbrados a ver con otros ojos.
