El gran templo de la inquietud juvenil

Es un espacio de uso público mítico en Ourense, referencia entre los de su estilo en España. Primero como Casa da Xuventude, ahora Espazo Xove, el recinto lleva el sello inconfundible del malogrado Benito Losada, alma mater durante tres décadas. Allí nació buena parte de lo que hoy es cultura en Ourense.

El aspecto añejo de sus instalaciones no tapa la dignida dde su historia. Cada sala, cada esquina semejan arterias sobre las que circuló la sangre de la juventud ourensana durante más de cuatro décadas. Buena parte de la incorporación al deporte o al arte juveniles salió de allí. Ahora se llama Espazo Xove, pero sigue siendo lo que siempre fue: un punto de encuentro para adolescentes y jóvenes inquietos.
Nació en 1970, en pleno franquismo, como reducto de la Organización Juvenil Española (OJE), que agrupaba a los cachorros del régimen, aunque pronto voló en solitario al margen de consignas. Con la democracia, vivió un proceso de transformación modélico que, básicamente, coincide con la gestión de Benito Losada como director. Las líneas maestras de lamarcha de la Casa salían del Consello da Xuventude, circunstancia que daba gran protagonismo a los jóvenes y les hacía sentirse dueños de su destino dentro del recinto.

Muchos artistas, deportistas o profesionales en las más variadas disciplinas e incluso políticos, dieron allí sus primeros pasos en el ámbito de la convivencia, el debate y la confrontación de ideas. En los años ochenta, la Casa da Xuventude llegó a tener 1.500 socios de pago, a los que se sumaban los que eran simples usuarios. Fue una institución vigorosa y pujante en el asociacionismo juvenil, ejemplo a imitar fuera de Ourense.

Las cosas han cambiado, aunque el nivel de participación sigue siendo notable. 'Hay lista de espera para la utilización de la mayoría de los espacios', dice Merche Valeiras, coordinadora de actividades de los Espazo Xove (así se llama ahora la Casa da Xuventude) de Ourense, dependiente de Traballo e Benestar.

El centro tiene programación propia, 'en coordinación con la que elabora la Dirección xeral de Xuventude, que es de quien depende funcionalmente', según José Selas, jefe territorial de Traballo. En este sentido, Merche Valeiras añade que de la programación anual lo más destacado son los 'conciertos de grupos de gente joven en lo que se conoce como Espazo rock. Asimismo funciona una asociación dedicada a la cultura japonesa, que organizan jornadas que van ya por la sexta edición y que cuenta con gran participación'.

Luego hay 'obradoiros con diseño gráfico, y otros de informática. Igualmente existe una sala de ordenadores, wifi en todo el edificio, talleres de manualidades y artesanía', aunque la estrella en lo que a demanda se refiere 'es el polideportivo, que siempre está completo, hasta el punto de que exige la coordinación de equipos para que puedan jugar todos los que lo demanda', apunta Valeiras, que también resalta el hecho de que 'es de uso gratuito, lo cual seguramente influye en la alta demanda'. En cuanto al número de usuarios, es aleatorio, pero puede moverse entre los 150 y los 250 a la semana.

Pero si hay algo que forma parte indeleble de la historia de la Casa da Xuventude es la impronta aportada por Benito Losada a lo largo de tres décadas. Él fue el padre de ideas que han trascendido al tiempo y la Casa, no tanto como autor de ideas, sino como catalizador de inquietudes y encauzador de propuestas de los jóvenes.

Entre usuarios veteranos y trabajadores existe coincidencia en señalar la época comprendidaentre los ochenta y el cambio de milenio como la más fecunda. La historia y la memoria avalan esa impresión, ya que ahí nacieron grandes iniciativas, como el Maio Xove o el Outono Fotográfico, que siguen celebrándose, aunque bajo la organización de la Fundación Benito Losada, en los que la Casa da Xuventude acoge exposiciones.

Para dar un ejemplo, en 1982 convivían allí tres grupos de teatro: Sarabela, Rua Viva y Caritel, nada menos. El primero devino en el colectivo que forjó varios de los mejores actores de Galicia en este tiempo y que más han aportado al panorama teatral gallego. Los otros dos, estuvieron liderados por Manuel Vidal y Manuel Guede Oliva, respectivamente. Palabras mayores, sin duda. En ese lapso hubo momentos en el que llegaron a coincidir hsata cuarenta colectivos en funcionamiento.

Algunos veteranos como Lois Rodríguez -'alí aprendín que outros iban para artistas e eu nunca podería selo', profesor afincado en A Coruña, cree que el intervencionismo oficial 'acabou con aquela idea da liberdade para a imaxinación dos xoves'. 'A xuventude tiña ise espazo para facer o que quixera; hoxe teñen que pedir permiso para todo. A Administración non se da conta de que os xoves e as suas ideas son rápidos, áxiles e dinámicos e hai que seguir o seu ritmo, senon estamos perdendo o tempo. Agora istes espazos convertíronse nunha mera oferta de servizos, tutelada', dice.

La Casa da Xuventude fue un fenómeno social, como lo demuestra la tesis doctoral que está elaborando el psicopedagogo Millán Brea. Se centra en los tiempos de la Transición, etapa en la que 'os rapaces tiveron que afacerse a un novo tempo de liberdade.Había percepción de que se trataba dun espazo público, pero sentíanse xestores', apunta.

Millán percibe 'certo paralelismo entre os xoves de 1978 cos de 2013: ambos se enfrentan a cambios sociais de fondo. Entón e hoxe enfrontan situacións con horizonte descoñecido, daquela porque se abría unha vida nova e hoxe porque fallan perspectivas. Niste senso, a Casa da Xuventude podía xogar un papel mais activo como encauzadora de inquedanzas dos xoves'.

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