VEJEZ

Más del 19% de los ourensanos que son mayores de 65 años viven solos

Cáritas urge programas de envejecimiento activo, especialmente en el medio rural, donde el aislamiento es más preocupante

La población de Ourense con edades de 65 o más años alcanzan en estos momentos un 29,6 por ciento del total (96.317 personas) y la previsión es la de ascender al 32,5 por ciento en el año 2023 (al final, 95.750 personas), según las previsiones del Instituto Nacional de Estadística. De ellos, hasta 18.750 mayores (el 19,3% del total) viven solos en la ciudad o en los 91 concellos de la provincia restantes. Y ahí es donde comienza el problema, en la soledad, pero sobre todo en la manera de afrontarla, con un riesgo elevado de encaminarse hacia el aislamiento. Por eso, la importancia que médicos, administraciones y organizaciones que trabajan con las personas mayores le dan al término ya consolidado de "envejecimiento activo".

Mari Carmen Alonso y Óscar Diéguez, coordinadores de Programas de Cáritas, insisten en la importancia de este término y subrayan una diferencia territorial: "Es fundamental en el rural, donde los pueblos están cada vez más envejecidos y sus habitantes cada vez más aislados, intervenir con programas para, de alguna manera, forzar los encuentros entre las personas, que sólo se ven habitualmente en los funerales. Hemos comprobado que la sensación de bienestar y el concepto de la salud mejora mucho en las personas que participan en los programas como el que tenemos en Cáritas en la zona de Calvos de Randín, Baltar y Muíños, con 81 participantes".

Desde Cáritas resaltan que en el caso de las personas mayores que viven solas en la ciudad o villas grandes, el problema mayor muchas veces es la cuestión económica y tener cubiertas sus necesidades básicas. "Estos espacios ofrecen muchas más opciones de relaciones y de entretenimiento, aunque luego algunos no los utilicen", aseguran.

Y cuando esa es la elección, muchos terminan "consumiéndose lentamente frente a un televisor", explica Mari Carmen Alonso. Pero aún a pesar de la soledad, porque la familia está lejos, porque no haya buena relación o bien porque simplemente son personas que están solas, todas prefieren mantenerse en su propio hogar.

La soledad también tiene género. La mayoría de los mayores que viven solos son mujeres, motivado sobre todo, por la mayor esperanza de vida. Los estudios también indican que "el nivel educativo y cultural y el tipo de vida que hayan tenido es vital a la hora de una vejez activa".



Más vida social

El problema de la soledad afecta, según los expertos, cada vez más a toda la sociedad, no sólo a las personas mayores. "Vivimos en una sociedad cada vez más individualizada,donde las tareas que antes se hacían en grupo ahora se hacen en solitario", señala Alonso. Por eso, la actividad y mantener una vida social activa es fundamental para evitar la sensación de aislamiento.

Según ha declarado en más de una ocasión el psiquiatra Alexandre García Cabaleiro, "el ejercicio físico, una dieta sana, el control del estrés o una vida social activa" son factores determinantes para "evitar un envejecimiento de mala calidad".

Por eso también desde instituciones como el Concello se apuesta por esta estimulación, organizando eventos como la Semana de los Mayores, donde lo que se busca "es la participación activa de los mayores y que se relacionen entre sí", afirmaba la concejala Marga Martín. También hay otra realidad. Aunque aún no haya estudios estadísticos, en los colectivos que trabajan con mayores han detectado que muchas personas, tanto las que vivían solas como en residencias, "han vuelto o han iniciado una vida con la familia porque su pensión es una entrada segura de dinero en el hogar y muy necesaria en muchos casos".

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