nutrición

Una alimentación saludable en verano

Las sopas frías son una opción excelente.
photo_camera Las sopas frías son una opción excelente.

El cambio de hábitos alimentarios en los meses de verano pueden afectar a la dieta y llevar a un aumento de peso 

Algunas prácticas alimentarias permiten guiar hacia una dieta saludable durante la época estival. En verano, los hábitos relacionados con la alimentación pueden sufrir cambios importantes (comidas fuera del hogar, modificaciones de horario, nuevas rutinas de comidas, etc). Estas circunstancias pueden afectar la dieta y llevar a un aumento de peso, especialmente si acompaña una disminución de la actividad física. Para evitar esta situación puede aprovecharse el verano como una oportunidad para aplicar pautas de alimentación sana, sencillas y prolongables al resto del año como: 

1. Organizar una buena compra de alimentos: confeccionar una lista de compra que incluya más alimentos frescos que procesados, en torno a una proporción de 5 a 1. Aumentar la disponibilidad de los alimentos frescos favorece su consumo, así que es un buen recurso llenar el frigorífico de frutas y verduras listas para comer. Un truco es tener a mano pequeños cuencos con ensalada de frutas o brochetas. Otra buena opción es preparar postres y meriendas ligeras y frescas con fruta (helados, granizados, gelatinas, etc.) Las frutas y las hortalizas son excelentes alimentos para el verano, aportan vitaminas y agua para mantener una hidratación adecuada.  

2.  Sustituir harinas refinadas y cereales como arroz y pasta por su versión integral: añadir a la cesta de la compra cereales y alimentos a base de  cereales elaborados con harina integral cien por cien, umenta la cantidad de fibra en la dieta.  

3. Eligir proteína de calidad: seleccionar para las comidas principales del día, buenas fuentes de proteína como pescado, pollo, pavo, huevos, legumbres y lácteos. Emplear con preferencia aceite de oliva para cocinar legumbres y huevos.

4.  Asegurar verduras en el menú: Procurar una cantidad proporcionalmente mayor de verduras en el plato mejora la calidad de la dieta. La gama de recetas con verdura para incluir en el menú es bastante amplia: ensaladas, crudités, salteados, sopas frías... Conviene igualmente planificar menús semanales alternando platos de verdura cruda y cocida. Las verduras pre-cortadas, congeladas y en conserva facilitan muchísimo las recetas. De este grupo de alimentos no puede faltar en la nevera alcachofas, brócoli, coles de Bruselas, brotes de soja, puerro, apio, acelgas, judías verdes y berenjena.

5. Aplicar con frecuencia técnicas de cocina sencillas: preparaciones como al vapor, a la plancha, cocidos, hervidos, asados o al papillote evitan el exceso de grasas y favorecen la digestión.

Envíe sus dudas a: [email protected]

Te puede interesar