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Brotes germinados y su uso en la cocina

Los brotes de soja y de alfalfa son los más populares en la cocina.
photo_camera Los brotes de soja y de alfalfa son los más populares en la cocina.

Los germinados pueden comerse crudos o cocidos. Su disponibilidad en el mercado es bastante amplia ya que pueden encontrarse brotes verdes de legumbres (lentejas, soja, garbanzos, guisantes,..) de cereales (avena, quinoa, trigo) y de hortalizas (brócoli, rábano, puerro, cebolla).  

Los brotes verdes comprenden la primera etapa de crecimiento de semillas y leguminosas. Cuando la semilla de un alimento se hidrata en condiciones de luz y temperatura adecuada, se desarrolla y forma una nueva planta de características nutritivas muy valiosas. 

Los germinados pueden comerse crudos o cocidos. Su disponibilidad en el mercado es bastante amplia ya que pueden encontrarse brotes verdes de legumbres (lentejas, soja, garbanzos, guisantes,..) de cereales (avena, quinoa, trigo) y de hortalizas (brócoli, rábano, puerro, cebolla).  

El valor nutritivo de los brotes verdes es extraordinario, se concentra en una pequeña parte del vegetal todos los nutrientes esenciales para el crecimiento de una nueva planta. Durante la germinación se producen una serie de transformaciones que aumentan la cantidad de nutrientes y compuestos bioactivos, como las vitaminas C, B, E, clorofila, enzimas y fibra. La cantidad de sustancias antioxidantes aumenta significativamente en el producto ya transformado en brote. En ciertos germinados, como la soja, se llegan a duplicar los valores de las vitaminas del complejo B (vitamina B1, piridoxina, biotina), necesarias para el buen funcionamiento del organismo. 

Su aporte en proteínas es bueno (4-27%) y el calórico bastante discreto, apenas 30 kilocalorías en 100 gramos de producto. Esta característica es útil a la hora de organizar planes de alimentación hipocalóricos. Además de éstas cualidades nutricionales, en los brotes y germinados, la transformación del almidón en azúcares simples y de las cadenas de proteínas en aminoácidos, mejoran y aportan diferentes matices de sabor al tiempo que facilitan su digestión. 

En la cocina, estos alimentos vegetales pueden añadirse directamente a ensaladas, sopas y guarniciones sin preparación previa. Los germinados de semillas de girasol son el complemento perfecto de grasas saludables para ensaladas. 

Podemos conseguir preparaciones ricas en fibra, salpicando pescados y carnes con germinados de trigo (9 gramos de fibra en cada 100 gramos). También pueden mezclarse con pastas y arroces para crear platos frescos y estivales. 

Son muchas las posibilidades nutricionales y culinarias de los germinados en la cocina, pero es fundamental emplearlos con estricta manipulación e higiene. Antes de comer los brotes es necesario lavarlos con un desinfectante para hortalizas o bien aplicar un tratamiento de calor que asegure un alimento libre de microorganismos patógenos.  

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