El médico en casa

Continuamos aprendiendo

Cada día que pasa, el final de la pesadilla parece estar más cercano

Apenas un año luchando contra esta pandemia de covid-19, que tanto daño nos está causando. Del lado del enemigo, un coronavirus capaz de mutar y provocar la muerte del 2% de los infectados, aunque en los prójimos más frágiles esta macabra cifra alcanza mayores e intolerables proporciones. Del otro lado, todo el poder científico mundial, aunando los esfuerzos de los más sabios y expertos, los ordenadores más potentes y los avances tecnológicos más avanzados. Todo esto ha permitido descifrar el genoma del SARS-CoV-2 y la fabricación de varias vacunas en un tiempo récord. Y cada día que pasa, el final de la pesadilla parece estar más cercano. 

Continuamos aprendiendo cada día que avanzamos. Los primeros especialistas que se enfrentaron a esta enfermedad, se percataron de que la respuesta inmune de cada paciente ante la infección era diferente, quizás por un trasfondo genético particular, y que tanto una reacción inflamatoria exagerada como las defensas inmunológicas debilitadas condicionaban los casos más graves, las hospitalizaciones más largas y los desenlaces fatales. Además de la afectación respiratoria, con la aparición de las características neumonías bilaterales, los daños en los mecanismos de la coagulación sanguínea desencadenaban cuadros de trombosis vasculares en algunos enfermos. Pues bien, con la generalización de la vacuna de AstraZeneca, más barata y fácil de almacenar, y sintetizada a partir de un vector de un adenovirus de chimpancé modificado mediante técnicas de recombinación de ADN, los médicos han detectado ciertos casos de trombosis de los senos venosos cerebrales, algunos de fatal desenlace. En el Reino Unido, en 18 millones de vacunados se revelaron 7 fallecimientos causados por trombos y problemas de la coagulación. Tras calcular este porcentaje y compararlo con el 2% de mortalidad media de la covid-19, la Agencia Europea del Medicamento ha seguido recomendado la inmunización con la vacuna de AstraZeneca, si bien cada sistema sanitario ha modificado sus indicaciones, en aras de evitar precisamente estas complicaciones en determinados grupos de la población de mayor riesgo.

Los especialistas han descubierto el síndrome de trombocitopenia inmunitaria protombótica inducida por esta vacuna, VIPIT por sus siglas en inglés, una inusual combinación de coágulos sanguíneos generalizados con un recuento bajo de plaquetas, un cuadro semejante a un efecto secundario excepcional de los tratamientos con heparina, por otra parte un excelente fármaco anticoagulante muy utilizado en medicina. Los expertos estiman que podría darse 1 caso de VIPIT por cada millón de vacunados. Afortunadamente todos ellos tendrían tratamiento. De ahí la importancia de su diagnóstico precoz. Continuamos aprendiendo.

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